Esta esquina
Por: Hernán Araujo Ariza
Por si quedaba alguna duda, esta semana fue dilucidada tajantemente, por los mismos protagonistas de la historia: inicia oficialmente un nuevo proceso de paz. Con la alocución presidencial y el video del jefe de las Farc, no nos queda otra alternativa que anhelar un final feliz. Y que podamos llegar al buen puerto que tan esquivo nos ha sido.
Por parte del gobierno, nos toca reconocer que parece haber claridad sobre los errores cometidos. Resaltamos que han escogido un equipo negociador impecable; aunque personalmente me hubiera gustado ver también a Antonio Navarro Wolf, aportando su experiencia como caso exitoso de reincorporación a la sociedad.
No niego que me pareció una afrenta, el ímpetu con que el jefe de la guerrilla, en medio de un discurso donde va a reconocer el inicio de los diálogos, lanza semejante expresión: “juramos vencer, y ¡venceremos!”. Pero bueno, al fin y al cabo no es nada distinto a lo que escuchábamos cada vez que sacaban un comunicado, intentando hacerse los desentendidos de la barbarie que han ocasionado por mucho tiempo.
El día de la alocución presidencial y el video, me quedó el ‘sabor’ que estábamos ante dos partes iguales en conflicto. Entonces surgieron las preguntas: ¿Otra afrenta? ¿Será acaso éste, otro punto en el que nos toca ceder? ¿Hasta allá es necesario llegar para ponerle fin a seis décadas de conflicto?
Al día siguiente empezaron a llegar las notas diplomáticas de muchos países del mundo; creo que pocos se escaparon. Y lo que más me preocupó, no fue el respaldo internacional, sino el nivel de optimismo y alegría de los mensajes. Pese a que son muy importantes, creo que aquí no se ha logrado más que conciliar unas voluntades para sentarse a ‘negociar’; lo bueno viene ahora. Pero qué le vamos a hacer, si esas notas no son más que reglas de protocolo y nada más.
Sería bueno avanzar, rápidamente, hacia la concertación del cese al fuego. Pues, en estas condiciones de dialogar mientras sigue la guerra, corremos el riesgo de tener tropiezos que den al traste con todo el proceso. Por ejemplo, ¿qué pasaría si de aquí en adelante, la guerrilla en una emboscada le quita la vida a un par de soldados? ¿Será lo mismo si ocurre con una decena, o con un centenar? Al día siguiente, toda la opinión se vuelca a exigir el ‘rompimiento’ de la mesa. Y ¿qué pasaría si en combates, el ejército da de baja a un grupo de guerrilleros? ¿Qué pasaría si detectan un campamento y deciden bombardearlo?
Con respecto a las críticas del expresidente y su grupo, lo mejor será tratar de rescatar lo rescatable, si acaso hay algo. Me hubiera gustado oírlo decir al menos, que espera que al gobierno le vaya bien. Pero bueno, claro tenemos que al fin y al cabo, el ‘negocio’ de Uribe está montado sobre el fracaso del proceso de paz y del gobierno mismo. ¿Qué importa que esos fracasos afecten al país entero, si lo único importante para él, es tener el terreno abonado para poder elegir un ‘títere’ en 2014?
De todas maneras, no se puede perder de vista que el camino es largo, y apenas comienza. Paciencia y confianza en el gobierno, esa es la receta. Porque a las Farc, nos es muy difícil creerles.
MI ÚLTIMA PALABRA: Así como sugerimos, también resaltamos. En esta ocasión, aplaudimos los esfuerzos de la Policía de Tránsito –supongo que liderados por la secretaria Oriana Urón- por darle orden a la carrera 9ª, foco de congestión en la movilidad del centro de la ciudad. Preferiría que la solución fuera delimitar unos cupos de parqueo a un solo costado y prohibir el resto; pues será una salida equilibrada para la comunidad, el comercio y el tráfico. Sin embargo, de todos modos exaltamos esta rápida acción para poner orden.
Twitter: @pipearaujoariza
www.pipearaujoariza.com