Me comentaba el pariente FABIO GIL en medio de su buen humor, que en una oportunidad cuando viajaba de Barranquilla a Valledupar, el bus donde venía hizo una parada en la población de Fundación a eso de la 1:30 de la tarde, precisamente a la hora en que el calor es implacable en esa localidad; en ese preciso instante, dice el pariente FABIO, se le ocurrió asomar su rostro por la ventanilla del bus y lo primero que vio fue al Diablo comiéndose desesperadamente un raspao, lo miraba y se reía al ver al Mañoco bañado en sudor y agobiado por el inclemente clima, al tiempo daba gracias a Dios porque su Valledupar querido, era caliente pero no tanto como para comer raspao de esa manera. Esas son cosas de otros tiempos, porque ahora este asunto del calentamiento global está pasando de castaño a oscuro, y dentro de los temas delicados de este fenómeno está el que no sabemos cómo vamos a afrontar las ardientes oleadas de calor que golpea a Valledupar por estos meses y quien sabe hasta cuándo. Por algunos medios de comunicación recomiendan bañarse varias veces al día, consumir mucho líquido, sobre todo agua, guarecerse debajo de árboles sombríos, usar sombrillas y por supuesto usar aires acondicionados quienes cuenten con estos aparatos. Indudablemente, éstas y otras recomendaciones que se me escapan, son buenas para mitigar un poco las agobiantes temperaturas que estamos padeciendo y que según escucho, no tienen antecedentes en nuestra Región; sin embargo, considero que esta problemática no es de poca monta como para tratarla de enfrentarla solo con paliativos que no cuenten con la iniciativa y el respaldo de las autoridades. Si las circunstancias nos llevan a consumir por demás el líquido precioso, sea para bañarnos, consumir bebidas, regar árboles y cultivos, entre otros, deberán nuestras autoridades garantizarnos el suministro del mismo a través de represas y en caso extremo de pozos profundos; sería muy lamentable que Valledupar se viera avocada a padecer una crisis de agua cuando su dirigencia sabe que esta amenaza cesa cuando se construya el embalse de los besotes, pero mientras eso ocurre, el municipio debería subsidiar el exceso de consumo de agua que los usuarios de Emdupar generen por motivos del calentamiento global; asimismo, creo que esta es una buena oportunidad para que la Costa entera le solicite al Presidente Santos, ponga en vigencia algún mecanismo legal que le permita al gobierno nacional subsidiar en un buen porcentaje, no solo el valor del consumo de energía eléctrica de los hogares de la costa Atlántica sino la compra e instalación de aires acondicionados en las viviendas populares. Aceptemos que los abanicos o ventiladores ya no son una solución al problema de las altas temperaturas que sufrimos. Este sería un buen gesto de gratitud del señor Presidente para con nuestra gente costeña, tan oportuna y determinante en su reelección. Finalizo recordando que las empresas de servicios público deben cumplir, una función social en todo tiempo y si la comunidad atraviesa circunstancias como el calentamiento con más razones les corresponden ser facilitadoras para contribuir a remediar los problemas sociales, en todo caso mientras eso ocurre, sigamos comiendo raspao.
Por Juan Segundo Lagos