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¿El botón de pánico es la solución?

Tal como lo afirma el diario El Colombiano en su portal web, el país inicia con un gran porcentaje de homicidios a nivel local y nacional, según el último reporte del Instituto de Medicina Legal solo hasta el corte de mayo llegamos a 2.270 muertes violentas compuestas por asesinatos y homicidios, afirmando que ese fue el mes más inseguro hasta ahora.

Cada vez las cifras aumentan, Valledupar, de los 223 casos delictivos con arma blanca/corto punzantes en el Cesar hasta el 31 de mayo según el Departamento de la Policía desde la Dirección de Investigación Criminal y la INTERPOL, compone 149 de esos casos, es decir más del 50% de la cifra total lo que la ubica en una situación preocupante para los ciudadanos.

El domingo 5 de junio del presente año acabaron con la vida de Keiner Carrillo, dedicado a la labor de taxista en la ciudad, dentro de su horario está recoger el vehículo a las 5:00 am para recibirlo de la persona que haya estado del turno de la noche, ese domingo cuando esta persona se disponía a ello, fue intervenido por sujetos en una moto que buscaban atracarlo, se subió como pudo al taxi y arrancó, pero los sujetos no muy contentos con la acción lo persiguieron y dispararon por la ventana del carro y acabaron con la vida del ciudadano. 

En razón a ello, la alcaldía de Valledupar emite el comunicado donde expone una posible estructuración de una estrategia, la cual implementará un botón de pánico para el gremio de taxistas de la ciudad para alertar a las autoridades sobre el peligro en el que estos se enfrenten.

Buscando la viabilidad de esa premisa, encontré que Argentina en el año 2014 implementó el botón de pánico para alertar a las autoridades sobre algún hecho de violencia de género, es decir, a las mujeres “más vulnerables” se les entregó esta tecnología para garantizar su protección; en ese entonces las cifras de feminicidio se reportaban cada 30 horas, pero en el 2021 se presentaban cada 29 horas arrojando un cúmulo de casos desde el 1 de enero al 31 de diciembre del 2021 correspondiente a 295 homicidios y en lo que va de este 2022 ya llevan 104 casos enmarcados en la violencia de género, ¿a qué voy?  Precisamente que, en países con mejor estructura de gobierno con políticas sociales, no funcionó esta estrategia, es más, se siguen presentando casos a menos horas en comparación con el año en que se propuso.

Con base en lo anterior, en Valledupar la solución para garantizar la vida no está en la vinculación a un botón, tal cual como lo afirma la Constitución Política de 1991 en su Artículo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona, si bien, este cumpliría perfectamente su función, pero la reacción que se espera no es la que va a proporcionar la garantía, es decir en el caso de un taxista que esté en situación de vulnerabilidad como lo es un atraco, ¿en qué momento va presionar el botón? Y si lo presiona el tiempo aproximado de llegada de las autoridades va ser muy largo porque no hay estaciones o puestos de control de la policía en todos los barrios o en los demás eventualidades de actos delictivos, por ende, se enmarcaría un tiempo estimado entre 20 o 30 minutos de respuesta por parte de las autoridades en el lugar de los hechos, lo cual no es pertinente para evitar un atentado contra la integridad física de un individuo. 

No nos vayamos tan lejos, las alarmas comunitarias que se adoptaron en ciertas localidades de la ciudad tienen la misma función que el botón que las autoridades pretenden implementar y hasta el sol de hoy eso no ha servido para nada, en las comunas donde existe esta metodología no hay variación que represente una disminución de la cifra de homicidios por arma blanca o atracos en la ciudad.

Los valduparenses no queremos que nuestra integridad física, sea ligada a un botón de pánico que tiene antecedentes de no cumplir con las expectativas que se plantean. 

El estudio para la implementación de una estrategia social que pretenda garantizar la vida de una persona, debe ser indagada a profundidad y asimismo mirar que tanto cambio positivo aporta, de lo contrario debe ser reestructurada. 

Se pretende generar cuidado y resguardo, pero ¿dónde están los planes para estructurar puestos de control que incrementen los patrullajes en la ciudad que responderían al llamado del botón? Considero que los planes de gobiernos deben estar orientados a preservar la vida de todos los que componen un entorno demográfico, se entiende que el caso reciente es un taxista, pero y los demás ciudadanos que a diario también nos exponemos al delito, ¿qué hacemos?

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