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El botadero que contamina al Guatapurí

La Corporación Autónoma Regional del Cesar ha detectado otro foco de contaminación del río Guatapurí, antes de su desembocadura en el río Cesar, donde la autoridad ambiental ha venido advirtiendo que deben tomarse acciones coercitivas y de pedagogía para que esta situación no se siga presentando y así poder mejorar las condiciones de los afluentes.

Se trata de un terreno de aproximadamente dos hectáreas, ubicado en la margen derecha del Guatapurí, en inmediaciones del sector de Zapato en Mano, donde carromuleros y carretilleros han montado un botadero de residuos sólidos (podas, animales muertos y muebles en desuso, basuras, etc), desechos que en cada creciente del río son arrastrados por el caudal, generando una contaminación diseminada por el Cesar, la ciénaga Zapatosa y finalmente el río Magdalena.

Con esta situación resulta insuficiente el proyecto de los aireadores para tratar las aguas residuales que salen de la planta de tratamiento El Salguero. Ese esfuerzo de Corpocesar, con recursos del Ministerio de Ambiente, debe ser complementado con acciones de la ciudadanía y entes territoriales. Recordemos que el municipio de La Paz también vierte aguas residuales al río Cesar.

Aquí hacemos un interrogante que respondemos con otras preguntas ¿Quiénes son los responsables? ¿Los que generan las basuras? ¿Las autoridades ambientales por no hacer controles? ¿Los carromuleros y carretilleros? ¿La empresa de aseo? Cada interrogante tiene diferentes respuestas, pero una sola conclusión: para contrarrestar la contaminación y preservar el medio ambiente se requiere de responsabilidades compartidas entre autoridades, sectores productivos y sociedad civil.

Para acabar con el basurero que esporádicamente es limpiado por las crecientes del Guatapurí, exhortamos a los ciudadanos, como generadores de residuos, a darle uso correcto a los desechos, a no dar impulso a los transportadores informales de basuras que sabemos no hacen una correcta disposición final; porque si no van al mencionado sector se dirigen a cualquier otro lote enmontado de la ciudad.

Además de la conciencia ciudadana requerimos medidas de las autoridades competentes, ya sea Secretaría de Gobierno, Policía Ambiental o Corpocesar.

Tomemos ejemplo de lo que están haciendo los aproximadamente 1.200 habitantes del corregimiento de Boquerón, en jurisdicción del municipio de La Jagua de Ibirico. Allí, con apoyo de la Fundación Mima (Manejo Integrado del Medio Ambiente) de las siete toneladas de residuos que produce el pueblo mensualmente el 80 por ciento son convertidos en abono orgánico a través de la lombricultura y otro 10 por ciento resulta material reciclable, lo que quieren decir que solo va a los botaderos de basura el 10 por ciento de los desechos generados por la comunidad. Este modelo, que es apoyado por las empresas que extraen carbón en el centro del departamento del Cesar, está más avanzado en La Victoria de San Isidro y debería replicarse a mayor escala con inversión del Gobierno Nacional.

Todos contaminamos, de alguna u otro forma, consciente o inconscientemente, pero sí podemos estar siempre conscientes de que la mayoría de los desechos pueden ser aprovechados y no contaminaríamos tanto el medio ambiente, principalmente nuestras fuentes hídricas.

 

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