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El bosque de los ojos verdes

Por: Paola Simanca Estrada – 10º grado – Institución Educativa Divino Niño – Vereda Iberia, Codazzi.


Hace ya mucho tiempo, en una hermosa vereda, había un exuberante bosque llamado Verderín, en el cual reinaba la naturaleza en todo su esplendor: árboles gigantes llegaban hasta el cielo formando una cubierta verde que filtraba los rayos del sol y creaba un juego de luz y sombra en todo el paisaje; en especial en el río; la diversidad de plantas y animales inundaba de paz todo el lugar.


En el corazón de este bello bosque habitaba un sabio abuelo llamado King: sus inmensas ramas se extendían en todas las direcciones creando un refugio sagrado para muchas criaturas, que buscaban siempre su protección, él había sido testigo del nacimiento y la muerte de innumerables seres durante muchos años y conservaba en su memoria las historias de todas sus generaciones.


Cierto día don King entró en una gran tristeza porque unos seres despiadados entraron al bosque y con toda clase de elementos destructores derrumbaron parte de aquel hermoso lugar. Talaron a varios de sus hijos y nietos sin compasión alguna. Muchos de los animales perdieron sus hogares y murieron. Pero pasó algo muy especial ese día. Andrés, uno de los despiadados hombres, tuvo una gran revelación en un sueño.

Soñó con tres seres especiales: uno representaba el pasado, el otro representaba el futuro y, el último, el presente. El ser del pasado le mostró todo el daño que él y sus amigos le han causado a la naturaleza sin piedad alguna y el del futuro le señaló como sería su muerte si continuaban en esa destrucción al planeta; y allí en esa parte vio como sus amigos y él morían siendo cortados como árboles. El ser del presente le mostró una vida llena de paz, amor y alegría si cambiaban su forma de vida.


Así fue como al día siguiente se levantó y entró en pánico al revelarle el sueño a sus amigos y en donde el sabio y gran abuelo escuchaba tristemente. Él los motivó a irse del lugar, pero uno de los hombres insistió en que debían derribar al más grande porque con ese árbol iban a tener muchas más ganancias que de costumbre, entonces agarró la motosierra y comenzó a cortar al buen y fuerte King.
Fue allí donde un gran viento sopló y todo el lugar se llenó de una paz y una armonía indescriptible.
El hombre insensato quedó sin vista y cayó al suelo. En ese instante todos entraron en un miedo profundo y abandonaron el lugar.


Desde ese día brota de ese gran árbol un hermoso nacedero de agua limpia y cristalina donde los habitantes de la vereda acuden a él y confiesan que el agua hace milagros y hasta cura a las personas que sufren de la visión.


Cuento ganador categoría de 9° a 11° grado de la segunda versión del concurso Leer es Nuestro Cuento que organizó EL PILÓN con el patrocinio de la empresa Drummond.


El feo sueño de Ángel


Por: Karoll Alejandra Pallares Lozano – Grado 11 – IE Juan Mejía Gómez de Chiriguaná.


Cierta vez en un reino muy cercano, mientras el silencio de la noche arropaba los sueños de los pobladores, Ángel, quien roncaba mientras dormía, saltó de su cama porque escuchó el fuerte zumbido de un mosquito en su oído. Adormitado se levantó a cazar al animal que interrumpió su sueño, fue una batalla muy dura puesto que el mosquito se reía cuando Ángel no atinaba y este, desesperado, el zapato le lanzaba. Estaba enojado porque quería seguir durmiendo.
Pasados unos largos minutos, el mosquito casi moribundo se marchó por una ranura. Ángel se fue nuevamente a la cama con ganas de dormir, pues al día siguiente era sábado y como no había clases se reuniría con el parche del barrio a jugar futbol e ir a montar bicicleta como de costumbre con todos los chicos. Ellos eran la alegría de la calle.

Ángel cerró sus ojos y al instante se levantó y, entonces, notó que todo había cambiado. ¿Qué pasó aquí? Preguntó absorto por el silencio que se sentía en el ambiente. Incluso le extrañó que su madre no lo despertó como de costumbre y tampoco percibió el suave y rico aroma del café que su madre prepara todas las mañanas. Como pudo se cambió rápidamente y salió de su cuarto a averiguar lo que estaba pasando. Qué sorpresa se llevó Ángel cuando entró a la habitación de la mamá y allí estaba ella. sentada en la cama con su pijama aún puesta, sin bañarse, sin peinarse y riendo a carcajadas, él preocupado le dice: “Mamá ¿estás enferma?”. Y la abraza, pero ella no le presta atención. De pronto notó que su madre tenía algo en la mano. Este objeto era muy raro, allí había gente haciendo toda clase de cosas y su madre se reía por ello. Él la miró con ojos de sorpresa y tristeza, con un suspiro profundo salió de la habitación; en su mente le daba vueltas la idea de cómo se llamaría ese aparato raro que le había robado la atención de su madre, abrió la puerta y salió corriendo a contarles a sus amigos de este pequeño aparatico. Y vaya qué sorpresa ¡oh! ¿Qué ha pasado aquí? ¿Dónde están todos? ¿Dónde están mis amigos?, ¿por qué tanto silencio?
Absorto contemplaba como todo había cambiado, las puertas de las casas estaban cerradas, alcanzaba a ver en una que otra ventana a la gente sentada en la mesa compartiendo la comida, pero con el mismo aparato en la mano, que tenía su mamá. Con gran tristeza en su corazón podía sentir que ya nada era igual y que todas las personas se habían dejado absorber por ese aparatico raro. Cabizbajo siguió caminando y llegó al parque, allí vio que los columpios estaban vacíos y que los niños estaban entretenidos sentados en el pasto con un aparato más grande que los que había visto anteriormente, también observó cómo la gente se tomaba muchas fotos con dicho aparato, todas y cada una de las personas que veía a su paso tenían un aparato raro, ya no conversaban ni reían entre ellos, sino que parecían zombis mirando la pantalla de ese raro objeto.

Desesperado corrió a la casa de su abuela quién podría darle una sabia explicación a estos sucesos que se estaban presentando en todo el reino. “¡Noooooo!”, exclamó Ángel al ver a su abuela con ese raro y odioso aparato. Su abuela no se levantó de la silla ante el fuerte grito de Ángel, solo río suavemente, lo miró y siguió pegada en el aparatico raro el cual miraba fijamente. De repente Ángel pensó que ese reino ya no era el mismo, pues todo se sentía vacío, apagado y las personas ya no eran las mismas, y entonces sintió gran dolor en su corazón, también sintió mucho miedo. Desesperado corría con todas sus fuerzas por las calles del reino sin saber a dónde ir, lo único que quería era que ese raro aparatico no lo alcanzara para no convertirse en un zombi, corrió, corrió y corrió… corrió tanto que se quedó sin aliento y se desmayó.

De pronto Ángel se despertó con la suave voz de su madre y sintió a través de su olfato el tan delicioso y agradable aroma del café del mañana preparado por ella. Se levantó caminando a hurtadillas y se dirigió hacia la cocina de dónde provenía ese rico y delicioso aroma, miró sigilosamente y vio a su madre sonriente y feliz preparando el desayuno para todos en casa. Sorprendido escuchaba las risas y gritos de los amigos jugando en la calle, también escuchó al señor que vende mazamorra, y al señor de los helados, y entonces dijo: “¿Yo estaba soñando? En verdad ¿era un sueño? Si eso era un sueño, que horrible había sido”.

Su madre lo miró y lo notó un poco ansioso, lo abrazó fuertemente en su pecho, le recordó lo mucho que lo amaba y lo mandó a bañarse. Enseguida se dispuso a bañarse con gran alegría, luego de recibir el desayuno le dio un beso a la mamá y le pidió permiso para salir a jugar, le dijo que ya había organizado su habitación. Salió sonriente y al asomarse a la calle observó con alegría que todo seguía igual, los amigos lo esperaban para jugar, algunos padres estaban con sus niños pequeños enseñándoles a montar bici o a patinar, corrió al parque y pudo ver como los niños se divertían en la arena y algunos padres balanceando a sus niños en el columpio.

Al final Ángel suspiró profundamente y agradeció a Dios porque solo había sido un feo sueño y le pidió que ese aparato raro no llegara nunca a su reino, porque no quería ver a todas las personas convertidas en zombis, ni al reino convertido en un reino fantasma. De todas maneras, si algún llegase a aparecer un aparatico de esos él les diría a las personas que ese aparatico los absorbía y los consumía poco a poco y debían tener muchísimo cuidado.

Cuento segundo lugar en categoría de 9° a 11° grado de la segunda versión del concurso Leer es Nuestro Cuento que organizó EL PILÓN con el patrocinio de la empresa Drummond.

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