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El barrio 20 de Julio quiere independizarse de problemas

El barrio 20 de Julio de Valledupar, localizado entre El Eneal, la malla protectora del batallón La Popa y Garupal, después de seis meses de haber sido invadido por 245 familias, fue legalizado por el entonces INURBE en el primer mandato de Elías Ochoa Daza, como alcalde y en sus 22 años de existencia, aún le falta la intervención de las autoridades, para que sus habitantes vivan dignamente y sin  grandes necesidades.

El barrio fue incluido en el área urbana, un 20 de julio del año 1991 y de ahí se origina su nombre, luego de un consenso entre las primeras familias que construyeron sus casuchas, de varias fricciones con los antimotines de la Policía, que en su momento intentaron desalojarlos, pero la persistencia les dio el triunfo a los invasores.

Sus habitantes no precisaron si el terreno invadido, era del exalcalde de Valledupar, Edgardo Pupo Pupo, o del Batallón La Popa, pero dijeron que libraron duras batallas con la fuerza pública sin que se hubiese registrado una persona lesionada, hasta lograr posesión del pequeño lote de tierra, donde no quedó área de cesión, ni siquiera para la construcción de un parque y los niños tienen que hacer deportes en los barrios adyacentes.

Lo más representativo del sector, es la sede del colegio 20 de Julio, donde albergan unos 200 estudiantes de educación primaria, quienes pasan a la secundaria del colegio Loperena Garupal, ubicado a pocos metros.

Los alumnos de esta institución en época de invierno viven momentos difíciles, por cuanto cada vez que llueve se desborda la acequia La Solución y las aguas inundan  todo el plantel educativo y no permite que los profesores atiendan sus clases.

De los cuatro baños que tiene el colegio, solo uno de ellos está habilitado, debido a que están dañados y taponados; pese a la inversión que le han hecho para darle solución, esto no ha sido posible.

Aunque goza de todos los servicios públicos, ninguna de las calles tiene pavimento. Sus vías son polvorientas, están llenas de piedra y el acceso de vehículos, es casi imposible.

Puntos de vista

Sofía Barros Rodríguez, habitante del sector. “Lo más esencial que necesitamos en el momento, es la pavimentación de las cuatro calles e igual número de carreras, para humanizar más al barrio y vivir en otras condiciones”.

Lina Mora Mejía. “Otras de las necesidades prioritarias, la canalización de la acequia, para que los muchachos del barrio no tengan que suspender las clases en época de invierno. Es imposible llegar al plantel educativo cuando llueve, debido a las fuertes corrientes de agua”.

María Arrieta Gómez. “Este es el único colegio del barrio y le falta mobiliario. Los niños no tienen dónde comer cuando les brindan desayunos y almuerzos. Deben tirarse al suelo a falta de las mesas y sillas”.

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