No vamos a hacer críticas o aplausos al acuerdo del gobierno y Fedegán sobre la compra de tierras rurales. Pero sí a sus suscribientes. No porque el acuerdo no sea objeto de opiniones, que las hay muchas y las seguirá habiendo, sino porque ellos lo han defendido con honestidad genuina y sin ingenuidad, con visión y pensamiento práctico, mostrando sus alcances, sus dificultades, beneficios y riesgos, sin dejar de abordar los interrogantes más recurrentes que se hacen los compatriotas. Por eso reconocemos al presidente Petro, y al gremio, sus directivos y afiliados, a su ministra de agricultura Cecilia López y al presidente de Fedegán José Félix Lafaurie. Recomendamos sus entrevistas en medios audiovisuales y los artículos en la prensa de estos dos últimos.
En el 2012 daba a luz el libro de editorial Planeta “Felipe López, el hombre detrás de Semana”, con ocasión de los 30 años de la revista, del periodista Juan Carlos Iragorri, en los inicios de los diálogos con las Farc.
A la pregunta de si a sabiendas de que no aceptarían pagar cárcel, estaría de acuerdo con que los de las Farc puedan desempeñar cargos e ir al Congreso, dijo López: “Es que es exclusivamente para eso que se hace el proceso de paz. Para que la gente que antes echaba bala haga política”.
Entonces Iragorri (págs 69 y 70) pregunta “¿Cuál va a ser el mayor obstáculo del proceso aparte de ese?”; respondió: “El problema de tierras. Después de las reuniones preparatorias de La Habana había quedado la impresión de que el gobierno y las Farc consideraban que la política de restitución de tierras y de adjudicación de baldíos podría satisfacer las pretensiones de la guerrilla. El lío es que, en Colombia, que es un país leguleyo, va a ser difícil que la restitución se vuelva una realidad. Santos no es un hombre arbitrario y la restitución va a quedar en manos de los procedimientos jurídicos que se establezcan, que no creo que vayan a cumplir las expectativas. Es muy difícil probar un testaferrato, es muy complicado probar la mala fe en la adquisición y es muy fácil enredar cualquier proceso por años, y también es fácil sobornar a un juez. Por lo tanto, aunque el resarcimiento de las víctimas y la restitución de tierras son las banderas que le dieron credibilidad al proceso de Santos, el cumplimiento de esas promesas va a ser muy difícil”.
“Qué se puede hacer?” (Iragorri) “Pues de pronto al gobierno le va a tocar comprar tierra. En las zonas de conflicto y en las zonas que les interesan a las Farc la tierra se vende. El gobierno tiene plata y, en la medida en que la restitución se vaya estancando, creo que le va a tocar recurrir a la compra”, aseveró el presidente de Semana sobre el tema del que sería el punto 1 de los acuerdos. Y, a continuación, inquirido sobre “¿qué tanto cambiará el país si las Farc firman la paz?”, concluyó: “Casi nada el primer año, muchísimo después del quinto”. Revelador análisis, leído 10 años después.