Días atrás, las redes sociales daban cuenta de una canción de Julio Oñate Martínez, que con jocosidad, dice: “Que servicio tan malo/ eso es cosa terrible/ que servicio tan malo y caro el de Electricaribe”. Creería yo que cuando el compositor se inspiró, no estaba pensando si la gestión y el mantenimiento de la red de la cuestionada empresa son idóneos o no, si el comportamiento de la calidad y continuidad del servicio es óptimo o no, si la atención al cliente es la indicada o no, ni mucho menos, en que Electricaribe se encuentra en un proceso de intervención.
Como cualquier ciudadano de Valledupar o de la región Caribe, el haber sido víctima de Electricaribe llevó a Oñate Martínez a manifestar su inconformidad.
Aunque posiblemente el Agente Especial designado para la intervención de Electricaribe, Javier Lastra Fuscaldo, no es culpable de la problemática empresarial, no es menos cierto que desde que la Superintendencia de Servicios Públicos ordenó la intervención, el remedio no pareciera haber mejorado la enfermedad.
Se trata de ser conscientes que durante el periodo de intervención de Electricaribe, igual que en los últimos 10 años, la empresa ha venido disminuyendo sus inversiones y el nivel actual de pérdidas es del 22.14%, con un nivel de inversión alrededor de $106 mil millones al año, en comparación a la inversión de los $300 o $400 mil millones anuales que demanda su red, según la información impartida por las auditorías de los entes de control.
Además, dicen los que saben que en el 2017 los indicadores de calidad de la empresa mantuvieron la tendencia a desmejorar, lo que impacta en la prestación del servicio. Peor aún, la información técnica señala que la calidad del servicio prestado por Electricaribe a sus clientes durante el 2017, sigue siendo comparable solamente con la calidad del servicio en los países del Medio Oriente y el Norte de África.
No tendría porqué saber Julio Oñate Martínez que el flujo de caja de Electricaribe es crítico, ni tampoco tiene por qué conocer que el flujo energético es insuficiente para cubrir los gastos operativos de la empresa. Sin embargo, seguramente Julio Oñate Martínez, es plenamente consciente de la factura del pasado mes de octubre de su residencia, y en una valoración de costo – beneficio, dirá: “que servicio tan malo y caro el de Electricaribe”.
Genial Julio Oñate Martínez en su canción “El apagón”, escucharla y bailarla ayuda a mitigar las penas del mal servicio al que muchas veces nos somete Electricaribe.