La piel es el órgano más grande del cuerpo y lo cubre completamente. Además de servir como protección contra el calor, la luz, las lesiones y las infecciones, la piel también regula la temperatura del cuerpo, almacena agua y grasa; es un órgano sensorial, impide la pérdida de agua y el ingreso de bacterias.
Su envejecimiento está determinado por causas genéticas, ambientales, estilo de vida, alimentación y consumo de sustancias como alcohol, tabaco, medicamentos y otras.
Precisamente, los efectos que produce el alcohol en la piel tienen mucha incidencia en su deterioro y cambio paulatino, si el consumo del mismo es frecuente y en grandes cantidades.
Según los expertos una de las primeras consecuencias del consumo excesivo de alcohol es la deshidratación de la piel, ya que el alcohol inhibe la acción de la hormona antidiurética, que permite a los riñones reabsorber la mayor cantidad de agua posible, de tal manera que haya suficiente cantidad para todos los procesos que se llevan a cabo tanto en el interior como al exterior de las células. El consumo excesivo de alcohol aumenta la diuresis y por lo tanto hay mayor pérdida de agua corporal.
Este consumo también disminuye la cantidad de oxígeno que trasporta la sangre, el cual resulta indispensable para la mayoría de procesos de división celular, producción de sustancias al interior de las células. La disminución del aporte de oxígeno en las células de la dermis, disminuye a su vez la producción de colágeno y elastina.
Otro factor es que adelanta la llegada de las líneas de expresión; tomar alcohol en exceso repercute de forma directa sobre la vitamina A, la cual interviene en los procesos de renovación celular, de zinc, que actúa como antioxidante impidiendo la acumulación de radicales libres en las células y que se almacena en el cutis. Producto de esto, la flexibilidad de la piel se pierde de forma más rápida, las temidas arrugas y líneas finas aparecen antes, y además se genera más cantidad de piel muerta.
Además de esto, puede acentuar el acné ya que tomar grandes cantidades de alcohol puede provocar un desbalance en el nivel de azúcar e incrementar el nivel de acné de una persona. Junto a esto, estas bebidas dilatan los vasos sanguíneos y hacen que el hígado trabaje el doble para poder liberar toxinas, lo que también puede desencadenar casos de acné o empeorarlo considerablemente.
Igualmente incide en la rápida aparición de la celulitis y las varices, pues el consumo de alcohol en exceso provoca retención de líquidos. Además, el alcohol hace que los vasos sanguíneos se dilaten permanentemente y, por tanto, que salgan las llamadas “arañitas” y venas rojas.
Más allá de que no sea recomendable consumir alcohol en grandes cantidades o de manera frecuente, una vez que esto ha ocurrido, los profesionales de la salud y en cuidados de la piel aseguran que es recomendable aumentar el consumo de líquidos, pero no solo de agua, sino que se puede incluir también la ingesta de jugos de frutas como la piña, naranja, uvas entre otros, que permiten recuperar vitaminas y minerales perdidos. Además, el aceite de oliva y los ácidos grasos omega tres, ayudan a eliminar residuos de alcohol presentes en el hígado.
Por: Daniela Rincones Julio | EL PILÓN