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¿El alcohol mata las neuronas?

El mito que afirma que el alcohol mata las células cerebrales se remonta a tiempos lejanos y, sobre todo, está relacionado con la aprobación de la 18ª Enmienda en Estados Unidos -la famosa ley seca-, cuando el movimiento de la Templanza comenzó a difundir el rumor de que el consumo de alcohol mataba nuestras valiosas neuronas.

Hacia fines de del siglo XVIII y comienzos del XIX se formaron en Connecticut, Virginia y el estado de Nueva York (todas localizadas en los Estados Unidos) ligas o asociaciones por la templanza. Estaban inspiradas por la idea de que el alcohol produce daño físico y psicológico. En la década de 1820 se comenzaron agrupaciones similares en ocho estados más. Debido a la lentitud del movimiento, la dificultad para hablar y simplemente la torpeza de los borrachos, este rumor fue ampliamente aceptado como un hecho y se extendió como un reguero de pólvora.

La Sociedad Norteamericana por la Templanza (American Temperance Society) se formó en 1826, y se benefició por el renovado interés que el país sentía por la moralidad y la religión. En doce años llegó a tener ocho mil agrupaciones locales y más de un millón y medio de miembros. Hacia 1839, ya había en Estados Unidos dieciocho publicaciones periódicas abogando por la templanza.

Debido a la correlación entre el alcoholismo y la violencia doméstica, el movimiento por la templanza se vinculaba a menudo con otros movimientos por los derechos de la mujer. En el extremo más fanático del movimiento se ubica Carrie Nation, la mujer que, hacha en mano, invadía tabernas y destruía las botellas que allí encontraba.

La realidad

Para dejar de lado esta leyenda urbana, el alcohol no ha matado ni mata neuronas. El alcohol afecta más bien a las conexiones neuronales del cerebelo, zona de la que dependen el aprendizaje y la coordinación motora. Pero, como se puede comprobar en las autopsias, los encéfalos de los abstemios y los adictos a la botella tienen el mismo número de neuronas. Es su calidad, no la cantidad, lo que sufre con las borracheras.

De hecho, no fue hasta 1993, exactamente 60 años después de la derogación de la Ley de Prohibición, que la ciencia finalmente pudo concluir sin ninguna duda que el alcohol no mataba las neuronas. Básicamente los investigadores compararon las neuronas de los alcohólicos con los no bebedores y no encontraron diferencias notables.
El consumo de alcohol altera la estructura y la función de las neuronas en un área del cerebro llamada cuerpo estriado dorsomedial, una región del cerebro que impulsa comportamientos dirigidos a objetivos, y el alcohol da como resultado “alteraciones persistentes de la morfología neuronal”en esta zona.
Sobra decir que de ninguna manera estamos respaldando el consumo de alcohol. El alcohol daña casi todos los órganos vitales de nuestro cuerpo.

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luis itanare: