El Alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhía, decidió de la noche a la mañana borrar el emblemático mural ubicado en la plaza Alfonso López, que hacía parte del Patrimonio Cultural del centro histórico de Valledupar, diseñado y pintado por el artista, ya fallecido, Germán Piedrahita. Esto, por decir lo menos, se constituye en el peor acto de arbitrariedad y despotismo de un alcalde, situación que popularmente se conoce como ‘una alcaldada’.
No es posible que un mandatario local no tenga entre sus asesores quien lo oriente, en el sentido de explicarle que las decisiones que afectan a la ciudadanía no pueden tomarse de la misma manera como las que toma el dueño o capataz de una finca, cuando ordena a sus trabajadores la tala de bosques para realizar una siembra.
Con toda razón, la ciudadanía está indignada, y no es para menos. Valledupar es una ciudad querida por los colombianos y visitada por miles de turistas atraídos por su música, declarada por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, además de su colección de obras de arte plástico, que la hacen una de las más hermosas ciudades del país.
Se hace un gran esfuerzo, como en la mayoría de ciudades de Colombia, para que el Ministerio de Cultura apruebe el Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) del centro histórico de la ciudad, que por supuesto lo que busca es la protección, conservación, recuperación y sostenibilidad de los Bienes de Interés Cultural (BIC), y entre ellos, el hermoso mural que engalanaba la fachada del edificio del Concejo Municipal, y que el señor Alcalde en un acto de irresponsabilidad descomunal, ordena que lo borren y cubran de pintura blanca, para salir ahora a pedir perdón, como si ello lo librara de semejante culturicidio.
El señor Personero de Valledupar ha anunciado a los medios que iniciará una investigación disciplinaria para dar con el responsable de la terrible falta, e irreparable perjuicio cultural causado a la ciudad. La verdad, doctor Alfonso Campo, considero que usted lo que debe hacer de inmediato es compulsar copias a la Procuraduría General de la Nación para que se inicie la indagación preliminar en contra del alcalde Augusto Ramírez Uhía, quien ha incumplido sus deberes como servidor público y transgredido los artículos 7, 8 y 72 de la Constitución Colombiana, y entre otras, las leyes 357 de 1997, 388 de 1997, 397 de 1997 y 472 de 1998.
Pero, no dejemos de aplicar la máxima atribuida a Winston Churchill: “Cada pueblo tiene los gobernantes que se merece”. Lo que falta ahora es que el Alcalde de Valledupar salga a decir que la decisión fue tomada a sus espaldas, excusa a la que nos tienen acostumbrados nuestros gobernantes municipales cuando cometen semejantes alcaldadas depredadoras.