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El agua, elemento extraordinariamente importante

No dejaré de insistir en la importancia del agua y los riesgos inminentes afrontados por los guajiros. Somos esencialmente vulnerables y particularmente débiles entre los departamentos del país en cuanto a oferta hídrica interna. Dicha vulnerabilidad día a día y por consecuencia de la explotación minera se torna absolutamente crítica. 

De allí nuestro rotundo cuestionamiento a quienes evalúan el fenómeno de la minería con desidia, irresponsabilidad y olímpicamente, lo cual no se corresponde con quienes de una u otra forma inciden en la opinión pública debido al grado de credibilidad que ostentan. Se les exige mayor seriedad y rigor analítico particularmente sobre una temática crucial en el destino de la humanidad y por supuesto en el futuro peninsular.

En meses anteriores escribí un artículo, en el que basado en tendencias mundiales y en lo delicado que se torna la escasez del agua, aludía a pronósticos que consideran con toda lógica que la próxima guerra mundial va a tener al agua como motivación. La sequía que, según publicaciones recientes apunta a convertirse en la próxima pandemia, entre el periodo 1988-2017 ha afectado a más de 1.500 millones de personas y provocado pérdidas globales por más de US 124.000 millones y la tendencia apunta al crecimiento.

Situándonos en el ámbito local, cifras emanadas de una sólida investigación realizada hace un quinquenio, bajo la dirección de Indepaz, con la participación de expertos y el apoyo logístico de las universidades de Cartagena y la Koblenz- Landau de Alemania, en La Guajira, el Cerrejón para su operación sustraía diariamente 45.000.000 de litros de agua del Ranchería, mientras el consumo por habitante del entorno minero no supera los 0.7 litros. A lo cual se suman dramáticos impactos ambientales ocasionados por la minería en el área intervenida por donde transita el Ranchería: presencia y concentración de bacterias y de metales pesados en las aguas del Ranchería, vertimientos de aguas industriales y de lodos al río y sus tributarios. Obviamente lo anterior afecta la calidad de cuerpos de agua. En síntesis, la minería contribuye a la vulneración de los derechos al agua, alimentación, medio ambiente sano y salud. 

Es tal la magnitud del impacto de la minería que en 2015 una delegación Wayuu denunció ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos la muerte de 4.770 niños y niñas Wayuu por falta de agua y comida entre 2007 y 2015 en los municipios de Riohacha, Manaure, Uribia y Maicao. La razón fundamental de la denuncia era que el agua del río Ranchería y sus acuíferos estaban destinados prioritariamente al proyecto carbonífero mientras que las comunidades no tienen garantizado el derecho al agua. 

Ese conflicto por el escaso recurso hídrico en La Guajira se agudiza por el accionar de unos particulares que se apropian privadamente de un importante volumen de agua, ausencia de entidades públicas en capacidad de monitorear, regular, tomar medidas correctivas. La falta de la gestión integral del Ranchería ha llevado a que esta fuente hídrica experimente no solo mayores episodios de sequía, sino de contaminación reiterativa.

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José Luis Arredondo Mejía: