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El acoso de la inseguridad

Un reciente informe del Área de Reducción de Pobreza, Objetivos de Desarrollo del Milenio y Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD-, sobre la inseguridad ciudadana en Latinoamérica ratifica lo que se está viviendo en Valledupar, el Cesar y toda Colombia: barrios inseguros, crecimiento de la delincuencia, impunidad y falta de civismo.

 

En este estudio destacan que aunque América Latina registra “un destacado desempeño económico en la última década, acompañado por una reducción significativa en los niveles de pobreza y, en algunos países, también en los niveles de desigualdad… el flanco débil de la región es la violencia, el crimen y la inseguridad. Los países latinoamericanos con niveles distintos, sufren la violencia, acompañada por el crecimiento y difusión de los delitos, así como por el aumento del temor entre los ciudadanos. Entre 2000 y 2010 la tasa de homicidios de la región creció 11%, mientras que en la mayoría de las regiones del mundo descendió”.

 

La pregunta es ¿si cada día aumentan los planes y programas para reducir la violencia, la delincuencia rampante, por qué nos sentimos cada vez más inseguros? PNUD plantea cuatro motivos que tratan de responder el interrogante: (I) Los países siguen teniendo déficits de capacidades en materia de justicia y seguridad, reflejado en índices de impunidad alarmantes, la crisis de los sistemas carcelarios y la desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones de justicia y policía; (II) Los países han crecido más en cantidad que en calidad, es decir, continúan teniendo fragilidades en el empleo, rezagos en la inclusión de las poblaciones más jóvenes, crecimientos urbanos acelerados acompañados de fracturas en el tejido social y de clases medias vulnerables; (III) Los vínculos comunitarios como la familia, la escuela y la comunidad han perdido su fuerza en algunos contextos como tensores sociales que permiten desarrollar formas positivas de convivencia, que reducen los espacios de cooperación, confianza y participación ciudadana y propiciando, en algunos casos, formas de organización distorsionadas por el temor y la desconfianza como la llamada “justicia por mano propia”, y (IV) La multiplicación y agudización de las amenazas a la seguridad tanto en espacios privados como públicos limitan gravemente las capacidades y libertades de los latinoamericanos, que se sienten expuestos a muchas otras amenazas como el delito callejero, la violencia de género y la violencia ejercida por y en contra de los jóvenes, y que dichas amenazas se entrecruzan y retroalimentan en la práctica.

 

Esta radiografía aplica perfectamente a Valledupar, donde cada día aumentan la inseguridad. Según la Encuesta de Percepción Ciudadana del Programa ‘Valledupar Cómo Vamos’ sólo el 27% de los vallenatos se siente seguro en la ciudad y el 37% en su barrio, y el 60% no cree las acciones de la Policía Nacional para contrarrestar la delincuencia, lo que lleva a que el 66% no denuncie los delitos porque no confían en las autoridades.

 

Señor Comandante de la Policía Nacional en el Cesar ¿qué va a hacer para mejorar los cuadrantes y que se haga efectivo su objeto que busca que la comunidad no se sienta acorralada por la delincuencia?

 

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