Este país quedó mal armado, entre otras cosas, porque el espejo en que nos miramos no lo es sino que resulta apenas un espejismo. Dicen que cuando uno se levanta con el pie izquierdo los asuntos del día salen mal y eso creo que nos ha sucedido solo que no ha sido a una persona sino a todo un país, y no solo el día sino largos siglos. Esto se inició y anda mal.
Asuntos tan sencillos como el de una fecha de aniversario deben obedecer a una realidad objetiva. Si no es lo que debiera ser, se convierte en una mentira. Se aproxima el 20 de julio, que oficialmente es por Ley de 1910 el de la conmemoración de la “independencia de Colombia”, y así se ha asumido por la ciudadanía, lo aprendimos de Henao y Arrubla. De lo más patriótico es izar la bandera en esa fecha y eso en sí nada tiene de malo, pero sucede que tomarla como el día en que se produjeron los hechos, en que toda Colombia gritó independencia, es medio inventado, inclusive está probado que ese “grito” se dio primero en otras provincias, Mompox y Cartagena, entre otras, diferentes a la de Santafé de Bogotá de la época. Poco permite ligar lo del florero de Llorente con la provincia del Socorro, por ejemplo.
El 20 de julio de 1810 como fecha de la independencia nacional resulta un proyecto o acomodo de los historiadores contratados por el gobierno para la celebración del “primer centenario” en 1910, y esto porque se percataron que no había un relato sólido que nos ilustrara sobre cómo fue que terminamos siendo una república. Fue un invento patriotero y sobre todo ventajista para imponer la primacía de Santafé de Bogotá porque la verdad es que sí hay forma documentada de explicar cómo es que hoy somos la República de Colombia, en la cual los hechos de Santafé de Bogotá ni fueron los primeros, ni jerárquicamente los más importantes, ni mucho menos los únicos.
Hay una muestra clara: para 1810 y sobre lo que hoy es el territorio continental -pues San Andrés, Providencia y Santa Catalina solo llegan libremente y sin haber hecho parte del imperio español en 1822- existía la Audiencia de Santafé de Bogotá, órgano de la Corona Española que tenía jurisdicción sobre las provincias de Riohacha, Santa Marta, Cartagena, Antioquia, Chocó, Mariquita, Neiva, Santafé, Socorro, Casanare, Pamplona, Tunja, Popayán, además de Panamá y Veraguas, las que como consecuencia del sentimiento independentista convocaron el Congreso General del Reino que fue un fracaso, por lo que cada provincia tomó el camino que sus conveniencias le indicaban. Cundinamarca surgió como República el 19 de febrero de 1811. Lejos estaban Cartagena y Antioquia.
¿Entonces cabe la pregunta cómo fue que llegamos a eso? Cómo es que esa propuesta se impuso sin ningún respaldo fáctico, es más, distorsionando la historia, falacia que se comenzó a armar el 20 de julio de 1910 con la realización de un concurso con motivo del primer centenario de la independencia. Para esa fecha, y por contrato, se armó la leyenda. (Para este texto tomé como base el trabajo ‘La exclusión de los hechos históricos de la región Caribe’, de Raúl Román Romero y Vanessa Niño de Villeros). Continuará…