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Educación, comida, internet, lectura e inglés

En los últimos días se han dado varios informes que deberían tenernos con todas las alarmas encendidas. Corrupción, violencia e inseguridad desatadas en nuestras ciudades, terremotos y guerras en el resto del mundo, y la covid-19, que como dice el meme, cada día parece agregar más temporadas que algunas series de Netflix.

Los datos sobre la educación pública nacional dan grima, los locales muchos más, aunque acaban de sorprendernos en tanto las universidades caribeñas. Según SQ se remontaron a los Andes, Nacional o Antioquia. El anuncio de matrícula cero es un avance, el camino es largo para esta positiva medida.

Nos resta rogar porque los administrativos no hagan feria con dichos recursos y se continúe en los desastrosos niveles actuales. El gobierno departamental se trenza en una pelea con la Nacional, de la que esperamos salgan ganando nuestros estudiantes.

El PAE, diseñado para corregir el hambre estudiantil, ha resultado una fuente de corrupción absoluta y vemos con tristeza que los niños reciben un vaso de un agua extraña, una taza de arroz y cinco frijoles cuando tienen suerte. La medida que debía solucionar se tornó en un frente más que combatir. Para colmo de males, según el informe Unep Food Waste Index Report 2021 de las Naciones Unidas, en Colombia existe un desperdicio anual de 50 kilos por persona, ¡esto en un país donde los niños guajiros siguen muriendo por física hambre!

Cuando inició la pandemia insistimos en la importancia de garantizarle el acceso a internet a miles de estudiantes de escasos recursos. Muchas tablets han sido entregadas, y muchas promesas de mejoras de la señal culminan con un acto digno del gran Houdini: la desaparición de $70.000´000.000. Cuenten esos ceros y observen que no es para dejar de insistir en que se solucione.

Los índices de lectura nos recuerdan unos programas con muchas historias bonitas, donde por lo menos no se han dado casos de rimbombante corrupción, lo cual con tristeza hay que reconocer no alcanza para mejorar los niveles de lectura en general y crítica en particular; no en vano los mayores influencers de nuestro país son La Liendra o Epa Colombia. Twitter ha permitido aumentar la cantidad, pero no tanto la calidad de la lectura.

Nos queda el inglés, anteriormente he mencionado los profundos niveles de atraso al respecto.

Estos cinco elementos son los que pueden ayudar a eliminar las vergonzantes cifras de pobreza extrema. Nos toca insistirles a los lectores que la corrupción se encarniza en los programas que deberían evitarla. Recordemos quiénes son los más perjudicados, pero mucho más quiénes se benefician de ello. Es el momento de que empecemos a cambiar las causas y sus terribles consecuencias.

Categories: Columnista
Cenaida Alvis Barranco: