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Ecos del Foro 30/30: no se puede subestimar la participación ciudadana

Una de las importantes reflexiones que dejó el Foro 30/30, desarrollado por el Diario EL PILÓN en el marco de la celebración de sus 30 años, es la existencia de grandes temas de ciudad que merecen profunda discusión con la participación activa de la ciudadanía.

Se entendía en otras épocas que el escenario lógico para discutirlos debía ser el Concejo Municipal pero ese órgano rector de la administración ha cedido en su papel de deliberación pública independiente y técnica; y se ha concentrado, en la práctica, en la mecánica política, y en cómo se generan contraprestaciones mutuas entre el ejecutivo municipal y el órgano de representación política.

Las recientes manifestaciones del Concejo de hacer un sano control político se mueven en la dirección adecuada.

Este foro realizado es una buena oportunidad para que esos lazos con la academia y sectores empresariales y el nuevo y joven liderazgo cívico y social no se pierda; y un resultado debe ser el de que la voz basada en una gran investigación técnica y experiencia de exalcaldes, como la expuesta, sea escuchada en el seno de la Corporación.

Durante el foro, al revisar algunos periodos gubernamentales de Valledupar, fueron muchas las inquietudes no despejadas que quedaron en el aire frente a situaciones que debieron enfrentarse con el concurso ciudadano.

Las conferencias y afirmaciones, con base de datos, sobre la manera de cómo se ha planificado Valledupar, permitió detectar que hay muchas inconsistencias entre lo establecido en los planes de Ordenamiento Territorial, POT, y lo que realmente se ha venido haciendo en los últimos gobiernos en este municipio, especialmente en aspectos relacionados con las áreas protegidas, espacios públicos, zonas verdes, cobertura de servicios públicos y delimitación del perímetro urbano, entre otros.

No se estaría consultando; el caso más ejemplarizante expuesto en el foro es el del proyecto que busca construir una avenida a la orilla del río Guatapurí, el cual podría afectar las áreas protegidas y de reserva ambiental, sin que mucha gente tenga pleno conocimiento de lo que se estaría planeando hacer allí y se teme que hacer varios puentes hacia la otra orilla podría inducir un desarrollo urbano en la otra -la margen izquierda del río- que, además de ser frágil ambientalmente y de alta productividad agrícola, implicaría nuevas inversiones en plantas de tratamiento, acueductos, alcantarillados y nueva PTAR, cuando en realidad el POT definió zonas de expansión hacia las zonas sur y occidental de la ciudad.

También, recordamos nosotros ahora, el PEMOT, que es el plan estratégico de ordenamiento territorial metropolitano vigente, incluso de mayor jerarquía que la normatividad municipal, a cargo del Área Metropolitana, previó la conurbación (aproximación urbana) entre Valledupar, La Paz y San Diego.

Hubo además voces enérgicas que reclamaron una mayor atención e importancia al sector rural, a las dinámicas del campo y a la valoración de aspectos históricos que determinaron la idiosincrasia de la región en materia cultural y productiva.

Muchos consideran, entre ellos el líder del gremio ganadero, Hernán Araújo Castro, que Valledupar ha sido administrada de espaldas al sector agropecuario, tras afirmar que el 90 por ciento de los productos de la canasta familiar vallenata provienen de otros departamentos en razón a que todo se planifica para el casco urbano del municipio y muy poco se tiene en cuenta el sector rural, restándole importancia al potencial productivo del campo cesarense. En fin, la discusión se abre y tendremos oportunidad de ampliarla en próximos días

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