La muerte siempre ha sido motivo de reflexión o misterio para el hombre, algunos la ven como una oportunidad de paz, otros, como los mexicanos, la celebran un día al año. Pero en época de pandemia para esta hay un solo ritual: un duelo a la distancia.
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Ese mismo que ahora se sufre en Valledupar, una ciudad conocida por ser familiar, por la multitud en el ritual de exequias, y que ahora tiene la condena de ver morir lejos a los seres amados. Ya no hay abrazos, ni café que repartir porque sobra el silencio y las sillas vacías en las ceremonias.
“Es bastante duro y realmente doloroso, nosotros como sacerdotes hemos experimentado que es muy fuerte para las familias, en el caso de los que no fallecen por Covid-19, porque el hecho de estar ellos solos, simplemente ahí con diez u ocho personas, máximo 15 en unas exequias, se experimenta la soledad y el vacío. Estamos acostumbrados a que siempre haya gente para despedir a su ser querido y estos días es solitario y triste el panorama, pero confiamos en Dios para que dé el consuelo a las familias”, manifestó el sacerdote Iver De la Cruz, delegado episcopal para los cementerios arquidiocesanos y párroco de la Catedral del Santo Ecce Homo.
Ese es el resultado del alcance de la pandemia del coronavirus que obligó al territorio nacional a que los fallecidos por el virus o sospechosos no tuvieran velación y que para los demás casos las funerarias optaran por medidas de seguridad que evitarán la posible propagación de la enfermedad.
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Por ejemplo, para los decesos de los contagiados por covid-19 o dudosos el Ministerio de Salud estableció mediante un manual que los cuerpos no pueden tener necropsia o ser llevados al Instituto de Medicina Legal para evitar al máximo su manipulación.
“La ruta es que el paciente que fallece confirmado o como caso probable, el cadáver no puede ser manipulado, ni hacerle necropsia, ni abrirlo sino que se deja tal cual y se envuelve en una bolsa doble de 150 micras de grueso, se desinfecta toda la superficie donde está el cuerpo, pueda que por estar inerme no tosa pero podría tener secreciones y ser objeto de contaminación”, expresó Lina De Armas Daza, secretaria de Salud Municipal.
Para las víctimas de la enfermedad no existe oportunidad de que los familiares los sollocen encima, ni que los vean por última vez estando inertes, pues los cadáveres no son entregados a los seres queridos sino directamente a la funeraria que deberá cumplir con unos requerimientos y cuidados bajo la vigilancia de la Secretaría de Salud Municipal. En otras palabras, el cuerpo sin vida pasa de la clínica a la cremación o en su defecto directamente al cementerio.
“En algunos lugares donde no hay servicio o donde los familiares no tengan recursos económicos se le da cristiana sepultura de manera tradicional pero no pueden ir al sepelio, se hacen unas comisiones de bioseguridad y el transporte de los carros deben tener unas condiciones mínimas”, agregó De Armas Daza.
Sin embargo, si el paciente muere en la casa y tiene EPS le corresponde a esta realizar el registro de defunción y entregar el cadáver con todos los protocolos de seguridad a la funeraria, si por el contrario carece de EPS será la Secretaría de Salud Municipal la que asumirá los protocolos.
Las personas que manipulan los cuerpos deben tener todas las medidas de seguridad como un traje especial, máscaras de filtración FFP2 o N95 y guantes. Si el fallecido es paciente confirmado de coronavirus no será objeto de muestras pero si era un sospechoso, sí, pero luego de unas seis horas máximo de su fallecimiento.
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¿SE ACABARON LAS VELACIONES?
Las velaciones solo podrán realizarse a las personas que no murieron por covid-19 y con número estricto de personas en las funerarias o en la Catedral del Santo Ecce Homo, la cual en el momento es la única autorizada.
No obstante, en ambos escenarios es indispensable aplicar un estricto protocolo de seguridad. En la Funeraria La Esperanza los familiares deben tener mascarilla, estar sentados con una distancia prudente y en la celebración de exequias solo participan máximo 15 personas.
“Tenemos una celebración más breve, la palabra no dura más de 20 minutos dada a las circunstancias y las personas que entren a participar en ese momento de oración para acompañar a los familiares también deben estar dentro de la iglesia guardando la distancia unos de otros y con tapabocas”, acotó el sacerdote Iver De la Cruz.
La Funeraria River por su parte tiene de mecanismo de seguridad que las velaciones no sobrepasen las ocho personas por el espacio en que se llevan a cabo. Además, al igual que las otras, los funcionarios deberán antes de las exequias desinfectar el carro, el espacio y el cofre fúnebre, que debe estar sellado.
“Ya no están las velaciones en las casas sino que se va directamente al entierro; se tiene una hora o dos nada más mientras se organiza lo del cementerio… Se les explica a los familiares que deben tener todos los protocolos de seguridad”, puntualizó River Harold Melo, propietario de la funeraria que lleva su mismo nombre.
Los demás allegados o amigos de las víctimas tienen como única alternativa, en época de pandemia, hacer sentir sus condolencias desde la distancia con un mensaje de consuelo a través de las plataformas digitales, un mensaje de texto o una oración desde sus casas. Mientras que los familiares deben conformarse con el último recuerdo que tuvieron de verlos con vida u ofrecerles una oración después del sepulcro.
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Al cementerio Jardines del Ecce Homo nada más ingresan los parientes si el fallecido no es un contagiado por coronavirus y los funcionarios del campo santo con los elementos de protección se encargan de llevar al fallecido a su morada final.
Pero de ser muerte por coronavirus, los parientes tendrán que mirar desde lejos el sepulcro. “Simplemente se pone en bolsa y en el menor tiempo posible es trasladado de la clínica hasta el cementerio. La familia no puede entrar o por lo menos debe mantenerse a 20 metros de distancia donde será sepultado”, puntualizó De la Cruz.
LAS VÍCTIMAS
Según el último reporte de la Secretaría de Salud Municipal, en Valledupar seis personas muertas por covid-19 han tenido que pasar por el atípico itinerario para ser enterrados.
El primer deceso ocurrió a mediados del mes abril. La víctima fatal fue un hombre de 70 años que tenía antecedentes de otras enfermedades y que se encontraba en la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI. El masculino, quien era taxista, no pudo superar las secuelas del virus.
Aunque por protocolo las autoridades de salud no revelan la identidad de los afectados por la enfermedad, los múltiples mensajes de afectos en las redes sociales no se hicieron esperar y algunos compañeros taxistas acompañaron con cinta morada en sus vehículos el camino a su entierro, según quedó registrado en video.
Otros nueve ciudadanos de la ciudad, entre esos uno hospitalizado, batallan con la enfermedad y otros 34 se recuperaron y permanecen en sus casas.
Mientras que la Secretaría de Salud Departamental reportó que en el Cesar en total van 70 contagiados por coronavirus, distribuidos de la siguiente manera: Valledupar, 49; Codazzi, 6; San Diego, 4; Río de Oro, 2; San Martín, 2; Aguachica, 2; Bosconia, 2; La Jagua de Ibirico, 1; Chiriguaná 1, y La Paz 1.
¿CÓMO ASIMILAR LA DESPEDIDA?
Para el religioso Iber De la Cruz la despedida es un ritual espiritual que se puede sobrellevar con la oración, la cual se podría brindar luego de dejarlo en su destino final.
“Lo importante es confiar en que Dios es bueno y que a pesar de que no contemos con la presencia física de las personas que nos acompañan siempre, sabemos que nos quieren. Nosotros como sacerdotes e iglesia de Valledupar estamos dispuestos a servirles con nuestra oración y la presencia en la vida de las familias. Que sepan que no están solos”, indicó.
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Otros profesionales recomiendan refugiarse en los demás seres amados y buscar ayuda psicológica si el estado emocional se ve afectado.
¿Qué cuerpos asume la Secretaria de Salud Municipal?
- Las personas fallecidas en condición de calle.
- Los casos de los pacientes que tengan muy bajos recursos económicos cuyo puntaje del Sisbén esté por debajo de 30 puntos.
- Los no afiliados al Sistema de Prestación de servicio a la población pobre no asegurada, PPNA