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Dos parques, uno sin leyenda y el otro muy provinciano

Los que tienen la posibilidad de usar la ruta de la carrera cuarta en ambos sentidos, habrán presenciado igual que yo lo que el parque de La Provincia y el parque de La Leyenda nos están gritando, el uno por su abandono y cada vez más deteriorado, y el otro por lo que en el futuro cercano terminará convertido si no actuamos ya.

Durante el mes de diciembre y hasta el puente de Reyes, la afluencia de turistas en el río Guatapurí, especialmente en el balneario Hurtado y el parque de La Provincia, era de una magnitud sin precedentes, a pesar del temor que aún subsiste en los ciudadanos por los contagios de covid-19, la asistencia de propios y visitantes fue constante y al alza, pero como siempre y casi todo lo de nuestra ciudad, el caos, el desorden, la informalidad y el abuso del espacio fue la constante.

Vendedores de todo tipo que van desde alimentos, bebidas, artesanías, fotógrafos, guías turísticos improvisados y por supuesto “parqueadero vigilado” en ambos lados de la avenida y vías adyacentes al río, me sorprendió ver la cantidad de buses de gran tamaño aparcados alrededor del parque sin contar los que se ubicaban en la rivera del balneario.

La cuestión es que si el parque de La Provincia no se interviene y se recupera ahora que hay tiempo, sencillamente no habrá ley o programa que valga para recuperar una obra que no solo está inconclusa sino desaprovechada, puesto que desembocará en fenómenos similares al del espacio público o al del mototaxismo que terminan convirtiéndose en cultura pues muchas familias obtienen ingresos para su sustento en estas actividades informales y en pésimas condiciones, y ojo que ya empezaron a desvalijarlo y es asediado por motociclistas que lo usan por las noches para hacer maniobras peligrosas.

Sin embargo y a propósito de parqueaderos, mientras La Provincia parecía un hervidero de gente atiborrado de lado a lado, el parque de La Leyenda contrastaba con su soledad y el lamentable estado de abandono que ya mencioné, desperdiciando así una oportunidad de oro frente a lo que podría significar una propuesta de turismo real y seria como se lo hemos venido casi que suplicando a las administraciones pero con un lamentable diálogo de sordos.

El primer paso sería desempolvar el proyecto  de ecoparque formulado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, que se planteó en el gobierno de Fredys Socarrás y que continuó Augusto Ramírez y contempla entre otras obras la construcción de un malecón de 8 kilómetros alrededor del río, una iniciativa ambiciosa que vale la pena impulsar para ofrecer ambientes dignos de una ciudad proyectada a la modernidad, especialmente en este sector que se convirtió en el principal punto turístico de la ciudad, incluso más allá de la plaza Alfonso López.  

Seguidamente y con la actualización de este importante proyecto y la participación de actores como Fenalco, Camacol, Cotelco, la Sociedad Colombiana de Arquitectos, SCA; la Sociedad Colombiana de Ingenieros, SIC, las universidades públicas y privadas, así como la Fundación de la Leyenda Vallenata, Cámara de Comercio, Comfacesar y la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo, Anato, entre otras, construyamos el plan estratégico que incorpore todas las iniciativas vigentes respecto al sector, y entre ellas plantear la unificación de los dos parques en un solo complejo turístico a la altura de la demanda actual.

Las experiencias de ciudades como Montería y Barranquilla son un referente válido para emprender esta apuesta que desde todos los sectores incluidos los centros de pensamiento económico como CESORE vislumbran el turismo como una fuente potenciadora de lo que se ha denominado como “el nuevo carbón”; desarrollar esta apuesta no solo generaría miles de empleos formales sino que iniciaría una nueva dinámica económica que exige celeridad teniendo en cuenta que el horizonte del fin del carbón está a la vista. 

Desde los gremios empezamos a hacer la tarea, está además sobre la mesa temas como el espacio público, la movilidad, la seguridad, la carestía de la canasta básica, entre otros grandes problemas esperando solo que la institucionalidad se sume a este gran pacto si en verdad les interesa la ciudad, pero insistimos, queremos asociarnos con la institucionalidad esperando que también sea recíproco.

Por Eloy Gutiérrez Anaya

Categories: Columnista
Tags: parques
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