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Dos mujeres de corazón valiente

Escribo el Martes Santo. Estos días son de reflexiones religiosas y de penitencias.  De padecimientos físicos y espirituales, pero también de esperanzas y alegrías. Por tanto, el tema que trato viene como anillo al dedo.

Deseo honrar a dos mujeres de quien me consta su amor abnegado hacia su ser querido, muerto criminalmente en la República de Brasil y que ha sido juzgado, no institucionalmente, sino en la picota pública presidida ad hoc por dos mujeres periodistas, a quienes no es necesario nombrar, ya que son demasiado conocidas por sus andanzas mediáticas, cuyos efectos no sanos pueden gustarle a alguna franja de la población, que precisamente se alimenta de la prensa amarilla, a la que ellas sirven.

Las honradas son: La Cacha (Beatriz) Aponte de Hernández y María Mónica Urbina Pugliese. Recientemente ambas han dado sendas entrevistas a la periodista Salud Hernández Mora. Gracias a Salud por acordarse de ellas, en estos momentos aciagos de sus vidas, llevados con gran dignidad y acompañadas por muchísimas amistades de las diferentes clases sociales a lo largo y ancho del país; así, son rescatadas de las emotivas ansiedades de celebridad, que suelen ser de paso, de aquellas periodistas, hoy día temidas por su capacidad de juzgar y condenar antes que lo haga la justicia ordinaria, en este caso a José Guillermo Hernández Aponte.

En ambas entrevistas la comunidad nacional ha podido constatar la compostura personal noble, gallarda y corajuda de cada una de ellas, asentadas sobre un amor sólido hacia su ser querido.

En ellas no se advierten trastornos emocionales de ninguna especie, sino respeto y admiración por el amado, una por su condición de madre y la otra, por el amor de pareja.

Existe la tendencia a considerar que las mujeres son más frágiles que los hombres. No. Lo que ocurre es que las mujeres aman más y mejor que ellos, porque sienten más el dolor y son más sinceras. Cuánto te duele y te diré cuánto amas. Pero además, ellas suelen ser más éticas que los hombres; pueda que haya unas pocas excepciones, imperdonables.

Aprovecho que estamos en Semana Santa para recordar a quienes fueron las valientes de aquellos dolorosos remotos momentos de la crucifixión del Señor. ¿Ellos o ellas?, pues fueron ellas. Su Madre y las otras mujeres que inmortaliza el evangelio. Los discípulos estaban recogidos en sus casas, muertos del miedo, no obstante que no existía la cuarentena por el Covid 19.

Sencillamente porque las mujeres aman más, porque les duele más. La Cacha y María Mónica mantienen su fortaleza de ánimo desde el momento de los acontecimientos, tal como lo demuestran en las entrevistas televisivas. Y con su amor fuerte testimonian la verdad de todo cuanto sabían acerca de él, que es lo mismo que saben todas las personas que tuvieron la oportunidad de gozar de su amistad bonachona y su capacidad de servicio a favor de muchísima gente.

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Rodrigo_Lopez_Barros.: