El ejercicio que ha hecho el uribismo, es, sin lugar a dudas, una muestra de que se puede hacer oposición crítica en este país, una bancada aplicada que ha generado en el Congreso sustentados debates de control político y un cambio de mentalidad en cuanto al ausentismo, tan recurrente en nuestros padres de la patria. Así como ha hecho aportes, el partido debe madurar y de acuerdo a como se presentan las coyunturas que vive el país, hay retos que ponen a prueba su verdadera vocación política y relación de fuerzas para continuar como un partido vigoroso o desaparecer.
En primer orden, el debate de octubre será crucial, tendrán que demostrar que pueden captar votos en las regiones sin depender del arrastre de Uribe, que no estará para siempre; el desafío es para los candidatos, mostrar que tienen y mantener el legado, los pronósticos no son muy alentadores por la fractura interna que ni el mismo Uribe ha podido controlar; no deja de ser una prueba de fuego, crear liderazgo para fortalecer las bases y pensar en unas elecciones presidenciales distintas, porque no estarán marcadas por las Farc y esto obliga a replantear una nueva agenda de futuro, más constructiva y apostándole menos al discurso guerrerista y más al desarrollo; además será un debate intenso, con candidatos sólidos como German Vargas Lleras; Humberto de La Calle, quien contaría con el respaldo del presidente Santos; Marta Lucia Ramírez, por los Conservadores; y los Liberales, que quieren pero no tienen, debido a sus falta de liderazgo y al mamertismo de Horacio Serpa que aunque muchos no crean, sigue mandando.
El Uribismo tiene la obligación de pensar en un candidato renovado y capaz para enfrentarse a estos titanes, con una visión de país que rediseñe la hoja de ruta con base en propuestas para afrontar los tiempos de crisis económica que deja Santos; volver con Oscar Iván sería un equívoco, ya demostró que está muy preparado, sin embargo, se desenvuelve muy mal como candidato.
El segundo reto es montarse al bus de la paz, el Uribismo ha marcado el desarrollo del proceso de La Habana, sus críticas junto a la opinión, han sido el balance para que el Santos no exceda los límites de entrega a los terroristas, ya muy menguados y sin capacidad de poder, precisamente en parte por la política de seguridad democrática que los obligó a dialogar y a buscar una salida digna para un conflicto de más de 50 años.
Las declaraciones de Uribe en el debate con Humberto de la Calle en el Congreso dan para pensar en un cambio que le aporte a la reconciliación verdadera del país y para que su lugar en la historia sea el de un líder combativo que rescató a Colombia de ser un país fallido, que también contribuyó a la paz.
Estocada: Muchas gracias a todo el equipo de Drummond por invitarnos a sus instalaciones a conocer de primera mano, sus procesos y los avances para ser más amigables con el medio ambiente. Expreso mis excusas al Dr. Alfredo Araujo por la forma de comer del Agraciado, Carlos Quintero, acabó con los buffets.