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Dos alternativas para votar

Dentro de tres semanas elegiremos un nuevo presidente y aún no sabemos que ofrecen muchos de los aspirantes, toca tirar la pirinola. Ese es el país que tenemos. En el ring hay cinco aspirantes así que muchos se imaginan que existen cinco opciones para votar; la verdad es que solo hay dos. Una de ellas la integran Santos, Peñaloza, Ramírez y Zuluaga; todos estos representan los mismos intereses y defienden el mismo modelo económico; sus diferencias son formales y de estilos personales. Votar en la primera vuelta es fácil pero en la segunda la paz debe ser la bandera. 

A Santos lo respalda una amalgama de metales no preciosos, incolora y amorfa cuya locomotora transporta a los que defienden la concentración de privilegios y riqueza; se le abona su lucha por la paz. Lo escuché en Hora Veinte y no pudo explicar el fenómeno de los Ñoños y los Musas y su presencia en la U. Peñaloza se encuentra en una situación atípica: va en representación de los verdes, pero parece no comulgar su filosofía. Los verdes, tal como se les concibe en Europa, son una buena opción para gobernar, defienden la sostenibilidad de la naturaleza, que es la vida, le dicen no a la minería salvaje, abogan por la equidad y ponen a la especie humana como centro del universo.

Defiende la paz pero es un enigma. Ramírez, exiliada en el partido conservador, viene de la U, el antiguo fortín uribista al cual sigue ligada en lo ideológico. Perteneció al régimen de las chuzadas cuando la intimidad era pisoteada. Es guerrerista. De la misma cantera es Zuluagaquien sigue recitando las letanías de los tres huevitos y la promoción de la guerra como forma de vida. Votar por cualquiera de ellos es lo mismo; la educación seguirá siendo vergüenza mundial y la salud el mismo paseo millonario; pobreza, miseria, desigualdad y desempleo se mantendrán.

La otra alternativa para votar la ofrece la oposición verdadera, no la coyuntural como la de Uribe, con Clara López; la escuché en “Hora veinte”, tenía mis dudas, pero esa noche la vi con el país en la cabeza. También escuché a Peñaloza, lo sentí confundido respecto al tratamiento al sector agrario y frente al caso Petro. Y no es que el Polo sea una organización perfectay dueña de la verdad absoluta, pero es una opción que bien vale la pena ensayar.

La prestación de los servicios públicos domiciliarios, la salud y la educación, en sus niveles básicos, no deberían estar en manos de los particulares; es como si uno le prestara su pulmón a otro para que respire. Eso es lo que hay, cada quien debería reflexionar su voto, mirando el futuro.

nadarpe@gmail.com

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