Después de meditarlo y reflexionarlo, de común acuerdo con mi familia, decidimos donar mi biblioteca personal al Banco de la República. Estas, mis palabras con ocasión de la inauguración del Centro cultural y la protocolización del acto de entrega de mi donación al Banco de la República de mi biblioteca personal:
Este año el Banco de la Pepública cumplió el 23 julio el centenario de su creación. Una de las facetas más importantes e interesantes del banco emisor es que no es solo emisor, sino que, además, es un gran gestor cultural.
Su red cultural tiene como viga de amarre la más importante biblioteca del país, la 𝕃𝕦𝕚𝕤 Ángel Arango. Con la presencia del gerente del banco Leonardo Villar, con ocasión de la inauguración de su Centro cultural, se protocolizó en el Distrito de Riohacha la entrega de mi donación de más de 5.000 volúmenes, los cuales estarán próximamente a disposición para la delectación de lectores e investigadores.
Como dijo el gran escritor Jorge Luis Borges “la biblioteca es un lugar de convergencia del pasado y el presente. La biblioteca es memoria, realidad expandida, imaginación esculpida en el signo escrito”.
El gran pensador español Ortega y Gasset, cuyas obras ‘La rebelión de las masas’ y ‘¿Qué es la filosofía?’, fueron la primera inmersión en la fuente del conocimiento a través de la lectura, a muy temprana edad, nos enseñó que “quien lee vive dos veces” y a mí me consta. Leyendo y leyendo fui armando mi biblioteca, desde el primer mueble, que me sirvió de estantería para acotejar mis primeros libros, que me construyó Julio Reinoso, el carpintero de mi pueblo, Monguí, hasta hoy, han transcurrido 60 años.
Y, a propósito del carpintero, se da una feliz coincidencia, que me lleva a citar nuevamente a Borges, para quien no había casualidades en la vida. Da la coincidencia que el gerente regional del Banco de la República, José Domingo, lleva su mismo apellido y están emparentados. Por ello, bien dijo el orfebre de la palabra, que lo fue Borges, “todo casual encuentro es una cita”!
Solo años después entendí la lavativa de mi mamá, cuando me reprendía diciéndome que me iba a volver loco de tanto leer. En efecto, en la obra cumbre de Miguel de Cervantes, ‘El Quijote’, esto se dijo del Ingenioso Hidalgo, de la triste figura: “del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”. He dormido poco y he leído mucho y por fortuna no he perdido ni el juicio ni la razón.
Mi mejor y más perdurable legado, mi biblioteca, que incluye mis 47 obras publicadas, se la estoy donando al Banco de la República. Gracias doctor Leonardo Villar, gerente general del Banco de la República por recibirla. Mi biblioteca no podía quedar en mejores manos que en las del Banco de la República y más exactamente en la red de la Biblioteca Luis Ángel Arango, el gran y mejor repositorio de obras impresas y digitales con que cuenta el país. Gracias, muchas gracias!
Por Amylkar D. Acosta M.