Si hay algo que agobie mas a los ciudadanos de un país son precisamente los impuestos y si estos son escandalosamente onerosos como es el caso de Colombia, el padecimiento es aún mayor puesto que no solo son regresivos, masivos y abusivos sino que duele pagarlos porque todos sabemos a donde van a parar esos impuestos; más de la mitad va para servicio de la deuda (deuda que ni usted ni yo hemos hecho pero que tenemos que pagar) y el resto, literalmente, para que se los roben los políticos así nos hagan creer que van a “funcionamiento” o “inversión”.
En Colombia la tasa de tributación es de aproximadamente el 35 %, muy superior al promedio de los países pertenecientes a la OCDE cuyo promedio es del 23,6 % (fuente Revista Forbes) y en el ranking latinoamericano estamos en el cuarto lugar de los países con mayor número de impuestos, hasta en eso somos campeones; por ende, las posibilidades de salir del atraso son ínfimas puesto que ningún país progresa con semejante carga a cuestas, tanto empresas como personas naturales (clase media) sienten que año tras año sus ingresos se los comen los impuestos.
Esta semana que terminó, la prensa titulaba que la DIAN había embargado o planeaba embargar mas de 11.950 cuentas de contribuyentes por obligaciones pendientes de hasta un año de antigüedad, algo inédito en el país, al menos hasta donde tengo memoria puesto que nunca había visto a la DIAN tan activa acosando y extorsionando a los contribuyentes como hasta ahora; el motivo, cada año el Estado necesita más plata para tapar el hueco fiscal y financiar la enorme burocracia que tiene el nuestro, el nivel de acoso y asedio de la administración de impuestos es abrumador.
Lo primero que hice cuando vi el anuncio de la prensa de los probables embargos fue revisar mi correo para ver si de pronto no estuviese en esa lista, aunque estoy al día en mis impuestos, al menos en lo personal, sospechaba que así estuviese al corriente, la administración está buscando plata hasta debajo de las piedras y eso implica que así usted no deba algo le terminan cobrando, o le desengavetan algún proceso por ahí o le sacan una deuda que ya no existe o si tienes compensaciones pendientes te las niegan; en fin, la cosa está fea.
Ahora bien, como lo mencioné hace un momento, pagar los impuestos en Colombia duelen y duelen bastante porque la mayoría de las veces y me atrevería a decir que por encima de un 90 % de los contribuyentes (empresas y personas) no tienen ni caja ni presupuesto para pagar impuestos precisamente porque los impuestos superan la capacidad de generar liquidez para cumplir con semejante atraco, especialmente las empresas con impuestos regresivos y confiscatorios como el ICA que se paga sobre las ventas y no sobre las utilidades, en un escenario como el actual con los niveles de improductividad y sectores de la economía contraídos o generando negativos cada trimestre el panorama es desolador.
Pero el problema tiende a empeorar a medida que avanza este gobierno, porque precisamente su estrategia es la del estado benefactor y en palabras castizas no es otra que el estado “regalón” y asistencialista, que va a regalar plata a todos los sectores especialmente a los populares bajo una estrategia equivocada a mi juicio puesto que este dinero va directamente al gasto de los hogares y un porción ínfima a inversiones productivas (ojalá me equivoque) por ende, al no haber crecimiento de esta inversión o retornos de la misma el desenlace obligatorio será que se dispare la inflación y así se creará un círculo vicioso que hará que el gobierno deba salir a buscar mas plata y esto significa más impuestos.
Lo más grave es que los contribuyentes no vemos reflejado esos impuestos en lo que realmente debe ser el destino de los mismos y por el contrario vemos deterioro de nuestra calidad de vida que es inversamente proporcional al estilo de vida de los políticos y contratistas del estado, su nivel de opulencia es impresentable; por cierto, van a radicar un proyecto en la Asamblea Departamental del Cesar para cobrar un nuevo impuesto de seguridad, y dentro de la genialidad que se les ocurrió fue cargarla a la factura de la energía, perdónenme por lo que voy a decir, pero ¡mandan huevo!
Por: Eloy Gutiérrez Anaya