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¿Dónde están los líderes?

En las últimas contiendas electorales han vencido los medios económicos aliados con los medios de comunicación, y no serán derrotados mientras el debate de las ideas continúe relegado por la violencia, la polarización, el miedo inducido y la indiferencia, el resumen de nuestra historia.

Por todas partes se habla de ultraderecha y castrochavismo, y muy pocas personas son capaces de explicar dichos conceptos. Tenemos una ausencia profunda, acentuada y notoria de líderes. En el medio no hay una figura inspiradora que sea capaz de generar conciencia.

Desde hace muchos años no escuchamos una frase que se convierta en lema y venza al abstencionismo. Los jóvenes han olvidado la hazaña de aquel movimiento estudiantil que dio origen a la séptima papeleta, distraídos por el fútbol y las redes sociales. Nos hemos convertido en aquello que Noam Chomsky llama “el rebaño desconcertado” que piensa que la democracia se reduce a ejercer el derecho al voto, un domingo cada cuatro años donde se elige a “la clase dirigente minoritaria”, es decir, los mismos con las mismas. ¿Cómo entramos a este laberinto sin salida?

El psicoanalista y filósofo humanista Erich Fromm afirma que el hombre de la posguerra le tiene pavor a su libre albedrío y antes de asumir las consecuencias de sus actos prefiere someterse al autoritarismo, al consejo de expertos como las encuestas y a la influencia de la publicidad que desemboca en consumismo. Una de las posibles soluciones es reconocer que solo hay un significado para la vida: el acto de vivirla, un acto que se consuma entrando en contacto con lo humano y tomando decisiones racionales aunque estos dos aspectos han ido perdiendo importancia y fuerza en la era de la Civilización del Espectáculo donde lo más importante es el entretenimiento, el placer y la dispersión aún por encima de la educación.

Los colombianos somos expertos degradándonos en seres irracionales que deshumanizan y degradan al otro. Un ejemplo claro fue lo sucedido en plena Semana Santa en Bogotá, cuando Hernando Zabaleta Echeverry insultó a una mujer policía que le impuso un comparendo por mal parqueo. Entre amenazas de destitución, las ínfulas de grandeza del personaje y la típica frase coralibe de “Usted no sabe quién soy yo”, todos los colombianos pudimos ver un homenaje a la estupidez que rayó en la locura, y lo más preocupante: Zabaleta Echeverry aspiró a la Cámara de Representantes y obtuvo casi 17 mil votos. Ojalá nos preguntemos si Zabaleta Echeverry es el prototipo de los nuevos líderes. Ojalá sintamos miedo y vergüenza.

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Carlos Liñan Pitre: