Es irrebatible la similitud entre Alejandro Ordoñez y Donald Trump, el archimillonario y estrafalario candidato a la presidencia de Estados Unidos por el partido republicano, a quien el presidente Barack Obama lo ha calificado como “incapaz” para gobernar el país que ostenta la economía más poderosa del mundo.
Teniendo en cuenta el espantoso historial de Alejandro Ordoñez, podría decirse que es “indigno” para ser candidato a la presidencia de Colombia, ya que escudriñando su pasado encontramos que no es casualidad el que hace más de 38 años (mayo de 1978) haya participado en el ritual de la quema de libros que contenían ideologías opuestas a sus convicciones religiosas y morales, esto fue en pleno centro del parque San Pío X de Bucaramanga, su ciudad natal, como 83 años atrás (mayo de 1933), ocurrió en varias plazas públicas de Alemania cuando los nazistas quemaron montones de libros a ultranza de la horrible inquisición católica, siendo el preludio de la toma del poder de ese país por el desquiciado Hitler, que a la postre asesinó a millones de personas por tener discapacidades físicas y mentales o que tenían una fe, una raza o una cultura diferente a la del tan nefasto personaje de la humanidad.
Ahora cuando el Consejo de Estado ha destituido a Alejandro Ordoñez, invalidando su reelección como Procurador General de la Nación, me imagino que seguirá con su aspiración de llegar a la presidencia del país. En caso tal, ante el escenario político que le toca enfrentar (la puja por la refrendación o desaprobación de lo acordado en La Habana entre el Gobierno y las Farc, tan cerca a la escogencia de los candidatos presidenciales por los partidos políticos), sus posibilidades de salir elegido como Presidente de la República son remotas.
En el uribismo, al menos en el debate de la primera vuelta electoral, no tiene cabida, aunque durante el ejercicio de sus funciones como Procurador, la bancada del Centro Democrático le ha respaldado disparates bochornosos, pero como candidato presidencial en vez de sumar restaría votos, como Donald Trump en Estados Unidos, cada vez que abre la boca ahuyenta a los votantes con sus desatinos, algo similar pasaría en Colombia con Alejandro Ordoñez que, sin duda, llevaría al expresidente y senador a la muerte política.
En vista que el Centro Democrático no cuenta con cófrades carismáticos como su jefe supremo, él con su omnímoda facultad, designará el candidato más leal, al cual le pueda imponer su liderazgo; es decir, aquel que repita mejor su discurso opositor.
El partido conservador, del cual hace parte el recién depuesto exprocurador, desde hace varios años está conformado por dirigentes buscadores de puestos en esferas de alta importancia y de mediana burocracia a sus recomendados, por lo cual el Consejo de Estado anuló la reelección del exprocurador de marras. En consonancia, lo más probable es que los senadores, los representantes a la cámara y otras figuras sobresalientes del conservatismo optarían por no lanzar candidatos a la presidencia, para no correr el riesgo de quedarse sin participar en la repartición de la mermelada gubernamental.
En realidad, al exprocurador solo le queda la candidatura inscrita por firmas de un grupo significativo de ciudadanos, presentadas por un comité de sus amigos que, en verdad, no creo estén dispuestos a aportar el dinero necesario para culminar tan ardua gesta. Pues, esta es una misión compleja, cuyo resultado final depende de la voluntad popular que es la que más le falta al Donald Trump colombiano que como el norteamericano, desprecia a los pobres y a las minorías, que en los debates electorales ponen una considerable cantidad de votos si son tratadas con respeto. Como debe ser.