Esta semana mi cita fue en el barrio Tobías Daza ubicado al suroccidente de Valledupar. Sus habitantes me recibieron con gran cariño, pero la visita me dejó sentimientos encontrados.
Por un lado rescato que, a pesar de los problemas, los pobladores del barrio trabajan unidos para sacarlo adelante, pero después de una torrencial lluvia en la ciudad pude observar más de cerca las dificultades del sector y me entristece ver cuantas necesidades tienen.
Hace más de 10 años fue entregada la primera etapa del barrio Tobías Daza, durante la Alcaldía de Ciro Pupo. Actualmente el barrio lo constituyen seis cuadras con 18 manzanas en las cuales viven un total de 596 familias. Pero desde su fundación están a la espera de la pavimentación de sus calles y la adecuación de espacios recreativos para sus niños y jóvenes.
Pese a las medidas tomadas por la actual administración municipal de sancionar a los propietarios de lotes enmontados, a este sector de la ciudad al parecer no los toca la orden.
Este es quizás uno de los puntos más críticos, que pude observar en la zona, debido a que de los lotes enmotados se desprenden varias situaciones problemáticas como la proliferación de enfermedades al igual que el consumo de sustancias alucinógenas y eso conlleva, según su líder comunitario, a que la ‘ola’ de inseguridad en el sector se incremente.
“Este lote es el botadero de todos los delincuentes, acá vienen todos los días a dejar documentos y demás de los hurtos que hacen. Mis vecinos y yo tememos que el día menos pensado venga a arrojar un cadáver”, advirtió Alberto Vega.
Otra situación que viven los vecinos de este botadero a cielo abierto tiene que ver con problemas de higiene, salud, contaminación ambiental y peligro con incendios.
Por eso Alberto Vega en nombre de su comunidad hace un llamado a los entes encargados del medio ambiente en Valledupar para que se hagan presentes en la zona y tomen las medidas necesarias.
LO QUE LA COMUNIDAD PIDE
La señora Olga del Socorro Pava Acosta me contó que además de los inconvenientes que tiene todo su barrio ella convive con uno propio.
“Por mi casa atraviesa un cable de la línea eléctrica que no nos permite construir la segunda planta. Hace tres años estamos esperando que nos quiten este cable. Pido una pronta solución por parte de los señores de Electricaribe”, me contó.
Por otro lado, María del Carmen Padilla dijo que le gustaría que además de la pavimentación del barrio se construya un colegio de primaria, “porque los colegios están muy lejos y nos toca transportar a los niños en lo que sea exponiéndolos al peligro.
Del mismo modo, Marta Montero, quien vende sopa hace tres años en uno de los lotes desocupados aseguró haber mantenido limpia la zona hasta que sus propietarios lo cerraron con láminas.
“Mientras este lote estaba a nuestro cuidado permanecía limpio. Yo no pretendo apropiarme del terreno, pero si los dueños aun no van a construir que al menos se acerquen a limpiarlo porque bajo estas condiciones lo único que logra es afear el barrio”, denunció.