Si los muertos hablaran, sería mucho más fácil entrevistarse con ellos, por ejemplo: con Escalona, el pintor Molina, o con el mismísimo “Gabo”; ya sin su sequito de amigos, sin sus caricaturas vivas bajo la pluma, y sin su Mercedes Barcha respectivamente. A cada uno le tuviera una pregunta en concreto. A Escalona, que me dijera si esa tarde que murió tuvo que subir al cielo en barco, debido al torrente aguacero que cayó sobre Valledupar; al pintor molina le preguntaría si fue cierto que minutos antes de morir asomado a la ventana exclamó: “es este el amanecer más hermoso que han visto mis ojos”; y a “Gabo” le preguntaría que le hizo a María Fernanda Cabal para odiarlo de esa manera nada cabal.
Doctor Muñoz Peñaloza, se nos están muriendo los viejos que guardan las historias del universo vallenato, y nosotros con los brazos cruzados esperando para ir a dar el pésame a sus familiares y tomarnos en tinto con ellos; se nos están perdiendo los estuches que guardan las historias con que podemos remendar la mente rota de esta juventud que se levanta con la razón perdida; le he manifestado muchas veces mi carcoma sobre el tema, pero me niego a creer que cae usted en el error de estar convencido que el todo de nuestra cultura es la música; y esa es solo una pequeña parte de ese todo que se llama cultura.
Apenas hace unos meses se nos fue un baluarte de nuestra historia, el gran “Maconcha” y se llevó en su estuche las vivencias del padre Vicente, historias de picardía y cotilleo entorno al pintor Molina y sus amores; la verdad verdadera por qué el Ecce Homo es de piel morena.
Así como “Macopncha” se han ido muchos, y los que quedan vivos ya se les está haciendo tarde y cruzaron la esquina. Convoque usted un bloque de búsqueda de estos personajes y organice un banco de historias de las vivencias del universo vallenato; que la conciencia y las juventudes venideras no le pasen factura de cobro como muchos que pasaron sin pena ni gloria.
Conozco de sus alcances amigo mío y sé que es de capacidades profundas, sus escritos en el diario vallenato fueros las primeras columnas que leí porque el profesor Pedro Daza Mendoza un día nos dijo que el mundo era de los que leían. Eche mano de Leonardo Maya, de Mary Daza Orozco, de Gustavo Hinojosa así esté en Medellín con su talento en el poncho, de Jacobo Solano, de “Yastao”, de Romero Churio, Dennys Zuleta, de este servidor; y organicémonos.
Te garantizo algo “Beto” tus nietos te lo van a agradecer, quedarás enmarcado en la historia de este entorno, te acordarás de mi, de esta columna; el día que el mundo conozca estás historias sabrán que el macondo de “Gabo” nos quedó en pañales, y estaremos recuperando algo casi perdido para la humanidad.