Esta semana el gobierno Petro, que cumple 100 días en medio de una crisis generalizada, no la ha pasado bien. En primer lugar, las marchas que Gustavo Bolívar organizó para apoyar al Presidente y medir su apoyo popular fueron un rotundo fracaso. Pero aún peor que la falta de participación de la ciudadanía en estas, fueron las explicaciones que dio el señor al respecto. Según Bolívar, la gente no acompañó la invitación a marchar porque precisamente es la gente que no tiene cómo movilizarse. Me pregunto entonces, ¿cómo hicieron esas mismas personas para acudir a las urnas 2 veces, una a finales de mayo y la otra a mediados de junio, para elegir al guerrillero? ¿Se robaron las elecciones? ¿De dónde salieron los 11 millones de votos por Petro? Si como lo afirmó el libretista del mal hace varios días, que las marchas mostrarían el fervor popular por el cambio, la cosa quedó en pañales, con el pasar de los días el gobierno se hace cada vez más impopular y la primera cuenta de cobro se la hicieron efectiva el pasado 15 de noviembre. Ni Bogotá, ni Cali, ni Medellín salieron a marchar.
En segundo lugar, tema bien interesante, la suspensión impuesta por el Consejo de Estado al senador César Pachón por incurrir en una posible doble militancia ha generado todo tipo de comentarios y angustias al interior del Pacto Histórico. Veamos cómo es que es la cosa…
El Pacto Histórico se conformó gracias a una coalición de partidos y movimientos como el MAIS, el Polo Democrático Alternativo, Colombia Humana, Movimiento ADA, entre otros. Pues pasa y acontece que cada uno de esos partidos y movimientos tenían, para la pasada contienda presidencial, un candidato o candidata para disputarse la llegada a la Casa de Nariño. El MAIS tenía como candidata a Arelis Uriana, razón por la que los congresistas María José Pizarro, Gustavo Bolívar, César Pachón y David Racero, que recibieron su aval para inscribirse como candidatos, debieron apoyarla, cosa que no sucedió. A su vez, el Polo Democrático Alternativo tenía como su candidata presidencial a Francia Márquez, hoy Vicepresidenta de la República, por lo que Wilson Arias, sí el mismo que bebe cerveza mientras hace declaraciones oficiales como congresista, debió acompañarla en su intención presidencial y no a Petro. Por su parte el Movimiento ADA avaló nada menos que al Presidente del Congreso, al camaleón Barreras, sí a Roy, pero éste, al igual que sus compinches, le dio la espalda a quien tenía la obligación de apoyar, en su caso a Alfredo Saade y apostó por hacer campaña por el señor del pelo desordenado.
Pero el asunto no para ahí. Ahora resulta que estos señores aducen que cuando se trata de coaliciones no procede la aplicación de la doble militancia. Seguro estoy de que esta recua es cercana al señor Sebastián Guanumen, el mismo petrista que propuso correr la línea ética en la campaña. El argumento de la coalición se cae de su peso, tanto el Consejo de Estado como la Corte Constitucional han determinado que en el caso de las coaliciones también debe observarse esta prohibición. Pero como ellos corren esa línea ética hasta dónde les da la gana…
En conclusión, la ley dice que el partido cuyos miembros incurran en doble militancia no pierde las curules, lo que indica que el Pacto Histórico no perdería representación en el Congreso de la República, pero determina que los personajes involucrados deben dar un paso al costado para que los siguientes en votación asuman su posición, en este caso, las curules en el Elíptico. Así las cosas, lo que debe y tiene que suceder, desde la óptica puramente jurídica, es que los personajes ya nombrados y conocidos por todos, dejarán de ser congresistas y serán reemplazados en sus cargos por otros miembros de sus listas, que sí respetaron y acataron la ley; por aquellos que no corrieron la línea ética.
Petro perderá a sus más acérrimos defensores, a políticos que han vilipendiado la institucionalidad y que han aportado varios kilos de arena para polarizar a esta Colombia que apenas asimila los primeros 100 días de esta tragedia.
Amanecerá y veremos…