Es este un término cuyo significado es bastante amplio, pero se refiere básicamente a algo que va en desacuerdo con su entorno. En el plano musical es lo que va en contra vía del normal ordenamiento de las notas en la escala.
Andrés “El Turco Gil” tiene el reconocimiento en el mundo vallenato como “El Rey del Disonante” porque fue el iniciador de este recurso musical con las notas rebeldes del acordeón, lo que siempre ha sido visto como algo extraño e inarmónico dentro de la expresión tradicional.
Desde pequeño fueron sus primeros juguetes los instrumentos de viento que abundaban en su casa allá en la Villanueva de los años cincuenta, cuando su padre, el maestro Juancho Gil dirigía una de las más prestigiosas orquestas que gratamente hoy recuerdan los provincianos. Mucho antes de haber hecho la primera comunión, ya el niño era capaz de sacarle muy buenas notas a la trompeta de su padre, quien lo ilustraba sobre los signos del pentagrama.
Por otra parte en el elenco musical de su tío materno, el gran Reyes Torres director también de la otra orquesta villanuevera, se destacaban el maestro Vásquez, Memo Lemus y Edrulfo Polo, el papaupa de los trompetistas costeños quienes le dejaron una gran influencia musical, pero el destino, tenía otros planes para él.
La casa paterna colindaba patio con patio, con la de Beto Murgas que vivía cancaneando el acordeón, y en el cercano vecindario estaban Emiliano Zuleta Baquero, Escolástico Romero, y los hermanos Cuadrado con Egidio a la cabeza, dándole a ese barrio “El Cafetal”, un ambiente musical similar a la de una caja de resonancia.
Era la época en que los músicos de acordeón utilizaban instrumentos de una y dos hileras que por ser tan limitados musicalmente nunca lograron interesarlo. Comenzando la década del sesenta llego el acordeón Honner “Tres Coronas” que con sus tres hileras ya le ofrecía mayores posibilidades sonoras a los ejecutantes jóvenes y veteranos.
El turco se interesó por este modelo al encontrar que cada hilera arrancaba con un pito disonante que ponía en calzas prietas a los acordeoneros de la época, pues no sabían qué hacer con él. Al respecto, Luis Enrique Martínez, el gran “Pollo Vallenato”, comentaba: “estos acordeones de ahora vienen con unos piticos maricas, que hay que quitárselos”. Así lo hicieron reemplazándolos por otros que fueron llamados “falsetes”. El turco que ya brincoleaba en el pentagrama, si entendió y asimiló la oferta de los pitos disonantes y fácilmente los descifro y ofreció como posibilidades melódicas exóticas y altaneras para la época. Oswaldo sarmiento su más adelantado discípulo conceptúa que en el vallenato el acordeón evoluciona a partir del “Turco Gil”.
Alberto Pacheco, Alfredo Gutiérrez, Ismael Rudas, Israel Romero, Víctor Rey reyes, Omar Geles y Emilianito Zuleta entre otros han hecho bellezas con este desafío sonoro, pero sin llegar a dominarlos como lo hace “El Turco Gil”, el verdadero “Rey del Disonante”.