El pasado viernes 5 de febrero, la periodista Leda Rodríguez Gutiérrez, en su programa radial ‘Salud Solo Salud’, transmitido por la emisora del Sistema Cardenal de Valledupar, difundió la entrevista telefónica que me hizo sobre la pandemia de covid-19 y de la apendicitis aguda.
Con palmaria preocupación, la periodista me preguntó: “¿Por qué tantos casos reiterados de apendicitis agudas graves en esta época de pandemia?”. Le respondí que la apendicitis aguda es una enfermedad muy frecuente, en estos momentos invisibilizada por la pandemia porque a quienes se les inflama el apéndice cecal, por temor a contagiarse con covid-19, consultan tardíamente, ya complicados. Por ende, los pacientes padecen postoperatorios calamitosos, alarmante situación que provoca mayor impacto social que cuando los enfermos consultan oportunamente y son operados con rápida recuperación. Es decir, poca o ninguna importancia se le concede a las apendicitis agudas, atendidas antes de perforarse por inflamación aguda.
En el coloquio radial informé y reafirmé que la apendicitis aguda es tan frecuente que en el planeta tierra la padece el 25 % de sus habitantes, tal lapsus es producto de la emoción que a veces nos convierte en el hazmerreír de la gente implacable. Pues la población actual de nuestro planeta ronda los 7.700 millones de personas y el 25 % son 1.925 millones. ¡Caramba! Tremenda equivocación a sabiendas de que la apendicitis aguda (la principal patología causante de dolor abdominal agudo) representa el 25 % de todas las cirugías realizadas en todo el mundo por abdomen agudo.
En consecuencia, escribo esta columna para aclarar que lo realmente cierto, valga la redundancia, es que el 25 % del total de la población mundial es inmensamente mayor que el 25 % de las apendicitis agudas que padecen todos los habitantes del globo terráqueo, porque son cifras estadísticas provenientes de dos grupos poblacionales completamente diferentes.
A Leda Rodríguez Gutiérrez, la reconocida periodista del programa radial ‘Salud Solo Salud’ y a su fiel audiencia, profundamente apenado, con suprema respetabilidad les suplico disculpas por mi desliz, en razón a que transmití una falsa información que, de veras, a todas luces, requería detallada explicación y publicación lo más rápido posible.
La otra realidad es que la difusión de mi interlocución radial me ha dejado sabor agridulce. Lo agradable han sido los mensajes con comentarios halagüeños de los oyentes del programa ‘Salud Solo Salud’, incluso algunos reconocen que aprendieron de mi entrevista o por lo menos aclararon dudas. También he recibido elogios de quienes les envié por WhatsApp el audio de la susodicha entrevista. Mi insatisfacción se debe a que nadie me advirtió el error estadístico, ni siquiera los médicos especialistas en cirugía general, me sorprende altamente que ninguno de mis pares académicos no me lo hayan advertido, porque varios de ellos al parecer escucharon el audio, ya que algunos me retornaron felicitaciones por chat.
Se percibe la pasividad social, lamentablemente más notoria entre las personas con alto nivel educativo, que pareciera están ensimismadas en sus faenas técnicas y responsabilidades personales, como si nada les interesara los desatinos que a menudo se cometen en nuestro país y regiones, especialmente, los dirigentes políticos que nos gobiernan, que poco les importa los escándalos por los fraudulentos manejos del erario de todos los colombianos.