“Por dar una pelea incomparable por la independencia del periodismo que se ha vuelto ejemplo en la región como directora del diario EL PILÓN”, Ana María Ferrer Arroyo hace parte del listado de las 100 Mujeres Transformadoras del país que publicó el portal Web La Silla Vacía. Ella hace parte de un grupo de mujeres menores de 50 años que han transformado al país desde sus rincones y son símbolo de muchas otras que cambian a Colombia para bien.
Ferrer Arroyo es comunicadora social y periodista egresada de la Universidad Autónoma del Caribe, se inclinó por el periodismo de investigación con cursos que realizó en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano de Cartagena creada por Gabriel García Márquez, es miembro de la organización Consejo de Redacción, del cual fue nombrada recientemente como directiva; además es corresponsal de la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP; ha trabajado como free lance en diversos proyectos. Su casa matriz es el diario EL PILÓN, donde se desempeñó como periodista, jefa de redacción, editora y desde finales de 2014 asumió la dirección de contenidos. Ella habló sobre lo que le significa esta distinción.
¿Qué le significa hacer parte de las 100 Mujeres Transformadoras de Colombia?
Significa mucho como mujer porque es un reconocimiento para todas las mujeres, en especial para las periodistas de la región. Es un gran honor estar en este listado, donde hay muchas, pero no están todas, y tampoco sobra ninguna. Es un reconocimiento significativo que me estimula y que me hace sentir que lo que estamos haciendo en los medios de comunicación no es en vano.
¿A qué atribuye este reconocimiento?
Por el trabajo que he venido haciendo a través de 20 años en esta bonita profesión que escogí. Creo que eso se construye a través del tiempo; no es algo que se logra de la noche a la mañana, ni que se obtiene por simpatía o palancas, sino que es el resultado del trabajo serio, ético, responsable y sin apasionamiento que he tratado de hacer.
Realizó un trabajo relacionado con conflicto armado, un poco anónimo. Cuéntenos acerca de esto.
No fue en EL PILÓN, sino mucho antes, fue una gran experiencia que tuve la oportunidad de hacer en las diferentes regiones de la Costa Caribe, donde hice historias contando el conflicto armado. Lo hice en silencio como una manera de protegerme, pero es un tema que enseña a contar los saldos e impactos del conflicto y a ver modelos positivos y las ganas de seguir delante de las víctimas. Esta experiencia me marcó; cuando entré al periódico EL PILÓN traté de llevar al periódico por esa línea: de darle voz a las personas más vulnerables, que no se sentían representadas en los medios, porque no solo es darle voz a los gobernantes, a los alcaldes, concejales, diputados o gerentes, sino que hable también la comunidad. Esto hace parte del buen periodismo, de abarcar todo y ser equilibrado.
¿Cree que trabajar en EL PILÓN influyó para que lograra este reconocimiento?
Sin duda que por estar en un medio como EL PILÓN me hago más visible. Como mujer me ha servido mi convicción de trabajar por causas que a veces parecen perdidas; trabajé mucho tiempo en el CSIR, una veeduría ciudadana que buscaba hacer visible la inversión de las regalías, he estado en campañas de género apoyándolas, he estado involucrada en iniciativas ambientales; le he apostado el tema de conflicto armado y de víctimas; he sido corresponsal de la FLIP casi 17 años para defender la libertad de expresión. Al llegar como directora de este medio he tratado que el equipo que está conmigo en el periódico se enrumbe por este camino.
¿Cuál es el mensaje que les transmite a las mujeres de la región?
Que crean en ellas, que luchen por sus sueños. Hay que creer en las capacidades de cada una de las mujeres; hay que luchar con todo el corazón por nuestras convicciones y sueños.
¿Sabía usted que…
Por el departamento del Cesar también incluyeron en el listado a la magistrada del Tribunal de la Justicia Especial para la Paz, Ana Manuela Ochoa, por un trabajo político clave con la mesa de concertación y la consulta previa, que ha ejercido gran liderazgo de los Kankuamo en la Onic y ha construido un terreno para un feminismo indígena?
Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN