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Diomedez murió de viejo

El organismo del ser humano viene programado para soportar ciertos gastos y unos consumos determinados manteniendo siempre una reserva de energía que al ser diezmada, del cuerpo solo queda un débil cascarón imposibilitado para resistir el ataque de alguna enfermedad o la falla de cualquier órgano vital.

Curiosamente, existe un denominador común en la vida de aquellos ídolos populares que en el mundo latino con su canto han sobrevivido a la muerte, como son los casos de Benny Moré de Cuba que solo vivió 43 años, 47 el puertorriqueño Héctor Lavoe, 55 el colombiano Joe Arroyo y 56 el ídolo vallenato Diomedes Díaz, todos ellos de humilde extracción y que después de conocer muy de cerca la pobreza, privaciones y sacrificios, alcanzaron merced a un talento brillante y natural los más altos peldaños de la gloria artística, en una vida llena de profundas contradicciones y traumas personales en la que no supieran manejar el vértigo que a veces produce una fama repentina. En el caso del ‘Cacique’ Diomedes, es claro que cronológicamente no vivió mucho, pero lo hizo intensamente y con el acelerador a fondo, en medio de grandes logros en el mundo del Vallenato y absurdos desórdenes emocionales, y que con su riquísima obra musical se hizo querer y perdonar por sus leales seguidores y admiradores que hoy por obra y gracia de esa resonante telenovela son casi todos los colombianos.

Podemos asegurar que Diomedes aceleró su existencia y que vivió en cincuenta y seis años lo que una persona normal podría vivir en cien o más. Un organismo puede ser muy fuerte y el cuerpo puede estar dotado de gran fortaleza y resistencia, pero sometido constantemente a excesos de todos los calibres y altísimas presiones emocionales poco a poco se irá desmoronando hasta llegar terminalmente al colapso vital.

Mujeres a granel, en racimos y a tutiplén, trago en cantidades oceánicas, continuos trasnochos laborales seguidos de largas amanecidas, el desgaste físico en tarima, mala alimentación, demandas por paternidad irresponsable, el temor y desvelo de un fugitivo, el trauma de un calabozo, el Guillan Barré, cirugías bucales e inguinales, aparatosos accidentes de tránsito, líos laborales por incumplimiento, y muchas otras arandelas de cualquier índole, además de la cruel persecución de los medios capitalinos, lo hicieron descender anímica y económicamente, lo que sumado al estrés de tantos conflictos y problemas le facilitaron a la muerte cerrarle el paso dejando al mundo vallenato, a Colombia y al mundo latino huérfanos de su canto genial y sentimental.

Diomedes pasó por este mundo despilfarrando su suerte, jugando con su vida, sin importarle absolutamente nada ni nadie, prodigándole talento a todos y animando continuamente a su fanaticada que mucho lo comprendió y perdonó.
Lo cierto es que Diomedes murió de viejo, su cuerpo ya no daba para más.

Julio_C._Onate_M.: