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Diomedes Díaz, el Neruda vallenato

Si usted, en este mundo macondiano en el que vive sumergido nuestra región, le pregunta de manera desprevenida a la gente ¿en qué fecha Colón descubrió a América? Seguramente muy pocos contesten de manera acertada. Pero si usted pregunta ¿en qué año nació Diomedes Díaz? En coro, al unísono, responden: el 26 del mes de mayo del año 1957, en Carrizal, una finca que está localizada en La Junta, corregimiento de San Juan del Cesar, al sur de La Guajira. Sí señor, allí, donde está ubicada la ventana marroncita a donde duerme mi adorada.

Y desde entonces, en esa fecha, una estrella anuncia año tras año la existencia de un hombre que nació para ser inmortal. El cantor campesino, ese que se sumergió en las letras del sentir de una tierra que arrancaron de su corazón versos que se fueron regando por todos esos caminos polvorientos y medio desérticos de su Guajira hermosa, esos caminos que inspiraron muchas de sus obras; las mismas que hoy lo resaltan como todo un señor compositor, un poeta, un hombre que registró desde su nacimiento un acontecimiento especial.

Esa fecha ha quedado grabada en el corazón de cada uno de sus seguidores; de quienes lo quisieron y de aquellos, muy pocos, que seguramente no lo quisieron mucho, pero que no pueden desconocer sus condiciones como compositor.
Y es el poeta mismo que describe de su esencia lo que hoy pretendemos resaltar en este artista controvertido y único. “En Carrizal tierra de poetas/ cerca del pueblo, nació el cantor campesino/ y desde entonces he venido/ con gran placer y cariño/ representando mi herencia. Entre La Junta y Patillal/ sobre lomas y sabanas/. Hoy canto versos del alma/ cuando empiezo a recordar/

Hoy como suele suceder con estos “grandes”, resaltado en comillas para darle la dimensión de grandeza que ostenta de verdad, su muerte ha traído de la mano, la auténtica esencia de poeta inmortal. Y Así como Pablo Neruda, el poeta chileno, Premio Nobel de Literatura, que naciera en el año 1904 y que hizo de su obra ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada, su magistral carta de presentación, obra que escribió en el año 1924, a los veinte años de edad, y que a su muerte en el año 1973 había editado más de dos millones de ejemplares. Nuestro poeta criollo, Diomedes Díaz inicia a componer canciones desde muy niño y a la edad de 17 años comenzaron a grabarle sus canciones hermosas, para dejar en el firmamento musical obras inmortales como ‘Cariñito de mi vida’, ‘Tres canciones’, ‘Bonita’, ‘El 26 de mayo’, ‘Alma de un acordeón’, ‘Mi vida musical’, ‘Mi muchacho’, ‘Mi primera cana’, ‘Volver a vivir’, ‘Un canto celestial’, ‘Tu serenata’, y muchas más que dan para la historia un amplio repertorio de canciones que desde el contenido narran vivencias, amores, desamores, ejemplo de amistad, canto a la naturaleza, al amor de hijo, la fuerza de una tierra que marcó un sendero para que el poeta se inspirara. El sendero del poeta.

Diomedes Díaz Maestre ha sido el músico vallenato que más ha vendido en la historia musical de este folclor. Y desde luego la invitación es que recordemos al artista, al poeta. A ese hombre grande que dejó un legado que muy pocos podrán olvidar y que tendremos para la historia por siempre. Antes de morir pidió perdón por sus errores y en los versos que les inspiraron hacerlo no escatimó su sentir para que de una forma trasparente sus acciones fueran perdonadas por aquellos a los que les hizo daño.

Paz en la tumba del poeta, que nunca se apaguen las canciones que como legado nos regaló. No olvidemos, por si nos preguntan, la fecha en la que Cristóbal Colón descubrió a América, fue el 12 de octubre de 1492. Sólo Eso.

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