Por cuenta del cáncer de cuello uterino muere en el país una mujer cada 6 horas; cada vida que se apaga como consecuencia de este flagelo, tiene un impacto devastador para la sociedad que pierde una madre, una esposa o una amiga y representa un fracaso garrafal en la implementación de las políticas que en materia de salud pública se ocupan de este espinoso tema.
No es terrorismo biológico, pero existen más de 120 de serotipos de virus del papiloma que pueden afectar al ser humano y según las estadísticas 8 de cada 10 mujeres con vida sexual activa padecerá una infección por virus del papiloma humanos ( VPH ) antes de los 50 años, la cifra resulta alarmante, pero gracias a la respuesta inmune de la paciente huésped, una mayoría de estos casos no generará consecuencias que lamentar.
Estos enemigos de la salud pública están plenamente identificados y son los serotipos 16, 18,31,33,35,39,45,51,52,53,55,58,59,63,68 , se les clasifica como de alto riego, entrar en contacto con estos virus no es una sentencia de muerte pero es claro que las lesiones persistentes que surgen a partir ellos son las que en últimas, al no ser detectadas, ni oportunamente tratadas tienen una relación directa con la generación del cáncer invasor de cuello uterino.
Mención especial ameritan los serotipos 16,18 dado que los epidemiólogos estiman la existencia de un riego de 400 veces mayor si la infección se genera a partir de un virus tipo 16, igual de peligroso resulta una infección con el virus de papiloma humano tipo 18 con un potencial oncogénico que representa un riesgo 250 veces mayor para desarrollo de cáncer de cuello uterino.
Estos virus se adquieren por contacto sexual y por ende el riesgo de contraerlos se incrementa con el inicio temprano de las relaciones sexuales y con una exposición a un mayor número de parejas, nuestra mejor arma en su contra es la educación de la población en edad reproductiva, debemos tomar conciencia de esta realidad, además considerar que una vida sexual responsable implica someterse a las pruebas de detención de lesiones y de la presencia del virus, ambas con esquemas establecidos e incorporados en el plan de beneficios de salud , por otro lado y no menos importante el acceder a los programas de vacunación, que en el país goza de gratuidad en adolescentes femeninas escolarizadas y a la fecha incluye los serotipos 16 y 18 .
Soy un convencido que el virus del papiloma humano es un enemigo al que le podemos ganar y su asociación con el desarrollo de cáncer de cuello uterino, una relación susceptible de revertir.
Que vivan las mujeres, que vivan sin cáncer de cuello uterino.
Ginecólogo Obstetra*
Hernán Aramendiz Ghisays