Por Rodolfo Quintero Romero
El 3 de abril fuimos invitados en compañía de Mario Luján, director de educación del gobierno cubano para Colombia, a la asamblea departamental al debate promovido por los diputados Luz Elena Salazar y Eduardo Esquivel para impulsar la erradicación del analfabetismo en el Cesar.
Hay que felicitarlos por preocuparse por tema tan importante, sin olvidar que se trata de un debate del siglo veinte y no del veintiuno: fue en la primera mitad del siglo pasado cuando las democracias se plantearon el acceso universal a la educación y la superación del analfabetismo.
Pero aquí todo llega tarde menos la muerte. El debate se hizo y al final quedó el compromiso público del secretario de educación departamental de transmitir al Gobernador la solicitud de replicar en todo el Departamento la eficaz campaña que se está adelantando en Valledupar para acabar con dicho flagelo.
El secretario viene desarrollando un ejercicio de alfabetización, solo que a un ritmo demasiado lento: 4 mil alfabetizados por año, así erradicaremos el analfabetismo en dos décadas. La tasa de iletrados en el Cesar es de 19,6 %. Unas 85 mil personas. Que si le restamos las 25 mil que se estima hay en la capital se reducirían a 60 mil en el resto del Departamento.
Contar con una población con esas limitantes en el conocimiento es un lastre para la consolidación de la democracia, el desarrollo de la cultura y la construcción de una sociedad de mujeres y hombres libres y autónomos, viejo ideal de la Ilustración desde el siglo dieciocho.
Murmuran que no es relevante enseñar a leer a adultos porque muy poco aportarán a la economía. Un razonamiento infame que reduce al ser humano al limitado papel de agente económico en la sociedad; además, alejado de la realidad pues de los 5.300 recién alfabetizados en Valledupar el 70% tiene menos de 49 años -resultado similar es de esperar en todo el Cesar-. Una población en edad productiva que al dominar la lectura y escritura mejorará notablemente su productividad;si es que queremos valorarlos solos desde una perspectiva economicista.
Alfabetizar a un iletrado tarda 90 días y vale 165 mil pesos. Erradicar el analfabetismo costaría 10 mil millones de pesos. Tenemos todo para superar esta injusta situación: la metodología exitosa del programa cubano probada en Valledupar, y, el dinero de las regalías. Falta solo la voluntad política del Príncipe para desarrollar este proyecto cuya contribución a la paz y la reconciliación es innegable.
Por favor, que alguien se lo diga al Gobernador. Apelo a la sociedad civil, a los periodistas y empresarios. Temo que no lo hayan informado.