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Diálogos con Tulio Cicerón

En días pasados tuve un encuentro no tan casual con mi apreciado primo Tulio Cicerón Fuentes Carrillo, de donde surgió el siguiente diálogo, entendida esta expresión como la plática entre dos o más personas que manifiestan sus ideas o afectos. El primer asunto que abordamos no podía ser otro distinto al tema político. Tulio Cicerón con datos estadísticos en la mano sentenciaba que si las elecciones a la Alcaldía de Valledupar fueran hoy, el ganador sería sin lugar a dudas, un personaje de farándula, que goza de mucha popularidad, pero que no cuenta con formación académica. Intervine para expresar que la formación profesional es de suma importancia para quien aspire a dirigir los destinos del municipio. Con vehemencia, Tulio Cicerón me refuta que dentro de los requisitos de ley para aspirar a ser alcalde no está por ninguna parte tener título profesional y remata su argumento manifestando que Pepe Castro (+), Edgardo Pupo (+), Manuel Germán Cuello (+) y Jorge Dangond (+) fueron excelentes alcaldes y no contaban con formación profesional. A lo que repuse diciendo que eran tiempos donde el municipio era prácticamente un villorrio, y donde los profesionales eran bastante escasos. Hoy por hoy, sobran personas con título profesional, especializaciones y doctorados, y que si bien es cierto que la formación académica no es un requisito de ley, lo ideal es elegir a los candidatos que mejor preparados estén para manejar esta gran empresa que es el municipio. Tulio Cicerón rebate lo anterior afirmando categóricamente que los últimos dirigentes han sido profesionales cuya gestión al frente del cargo para el cual fueron elegidos han dejado mucho que desear por temas de corrupción. ¡Vamos por partes! Le respondí. Una cosa es tener la capacidad para el ejercicio de una alcaldía y otra muy diferente es la ética de dicha persona en el manejo de lo público. En ese orden de ideas -agregué- puede resultar tan corrupto el profesional como el que carece de formación académica, el rico como el que no lo es, incluso es un tema que nada tiene que ver con el género, pues tan falto de ética puede llegar a ser el varón como la fémina. Nada de estas condiciones garantiza el manejo pulcro del erario. Es más. Actualmente hay candidatos a distintos cargos de elección popular con problemas jurídicos aún sin resolver, y recuerda que nuestro vecino el departamento de La Guajira, ha tenido 11 gobernadores en 8 años. Me interpela Tulio Cicerón para decirme que en el Cesar y Valledupar, podrían salir elegidas por voto popular dos candidatas, hecho que no tendría precedente. Pero es cierto, primo, nada garantiza que sus administraciones, en caso de cristalizar sus aspiraciones, sean honestas y pulcras, ni siquiera atendiendo razones puramente genéticas.


Nota de cierre: Valledupar requiere con urgencias un cementerio municipal para que las personas de escasos recursos económicos puedan dar cristiana sepultura a sus seres queridos, es la lucha que a brazo partido viene librando mi amigo Héctor Hernández González. Desde esta tribuna de opinión apoyamos de manera irrestricta esta iniciativa.

Por: Darío Arregocés Baute / darioarregoces2308@hotmail.com

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