Dice el docente mayor: –Nuestros padres nos exigían responsabilidad, nos orientaban y nos castigaban cuando era necesario. Con los ingresos del padre se solventaban las necesidades del hogar. En el ambiente escolar existían limitaciones locativas y de ayudas didácticas. Se cultivaba el sueño de ser alguien. Gracias al estudio se alcanzó la dignidad de ser maestro. Y hemos contribuido a mejorar la calidad de vida familiar y social de nuestros estudiantes.
Responde el docente joven: –Ahora hay más facilidades para estudiar, mejores ayudas educativas. Pero a nivel social hay muchas dificultades: el crecimiento de la población, el desplazamiento del campo a la ciudad, la violencia y la reducción de las posibilidades de trabajo; muchos hogares no satisfacen las necesidades básicas de subsistencia. Estos factores afectan el comportamiento y el rendimiento académico.
El mayor: –Las adversidades son obstáculos para el proceso de enseñanza, pero ahí es cuando el educador debe revestirse de prudencia y habilidad para logar conquistar el interés del alumno; porque es más fácil enseñarle al que quiere aprender, al que siempre llega contento al colegio, por la motivación y la orientación espiritual que le brindan sus padres.
El joven: –Es placentero ver la magia de la ternura y la benevolencia lúdica que desarrollan los docentes con los niños de preescolar y primaria, para hacer del acto pedagógico un evento de entretención y aprendizaje. Esa edad es conocida como “etapa de la inocencia”, momento de los porqués, y los niños muestran mucho respeto por los docentes e interés por el saber.
El mayor: –Los cambios físicos y hormonales que se presentan en la entrada de la adolescencia producen variaciones sensoriales y comportamentales. El espíritu de rebeldía e independencia, característico de esta etapa y las influencias de los medios masivos de comunicación, en ocasiones generan comportamientos agresivos, displicentes, reticentes frente al aprendizaje. Vivimos en una sociedad de íconos, idolatría y corrupción; algunos jóvenes no sueñan con proyectos éticos de vida; aman lo fácil y lo que produce bienestar material a corto plazo.
El joven: –En el programa de televisión ‘Séptimo Día’, la unidad investigativa del periodista Manuel Teodoro destaca cómo en Chile los estudiantes desde la primaria cultivan la identidad ciudadana, sentido de pertenecía y respeto por los deberes y obligaciones, que se fortalecen en la básica secundaria. Chile es el país con menos corrupción en Latinoamérica, y el de mejores resultados académicos.
El mayor: –Cuando fui estudiante, no estuve de acuerdo con los paros de los maestros. Hoy entiendo que es una estrategia para la reivindicación de nuestros derechos y los derechos de los estudiantes. Reclamos que buscan mejorar la infraestructura educativa, laboratorios, dotación de bibliotecas, aula múltiple y comedores escolares, eficiencia en los servicios de salud y salarios justos.
Por José Atuesta Mindiola