Por Aquilino Cotes Zuleta
Según mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan, en Colombia hay dirigentes que se oponen a que en el país se convenga una paz entre gobierno, las Farc y el ELN por razones muy particulares.
Uno de los más acérrimos opositores es el expresidente Álvaro Uribe, quien según mis consejeros inhala y exhala demonios cada vez que su “manito” Juan Manuel Santos reitera su impulso por llegar a un acuerdo con los subversivos.
Para muchos, la animadversión enfermiza del ex presidente, podría tener relación con una tragedia familiar ocurrida hace muchos años con su papá.
En su libro 'No hay causa perdida' Uribe sostiene que “Mi padre fue asesinado en la tarde del 14 de junio de 1983 durante un intento de secuestro.
Le dispararon dos veces. Tenía 50 años. De acuerdo con los testimonios de nuestros vecinos y de los trabajadores de Guacharacas, el crimen fue cometido por cerca de 12 hombres del llamado frente 36 de las Farc”.
Así como en el Departamento de La Guajira a “Jorge 40”, otrora comandante terrorista de las autodefensas, los guajiros le decían “El diablo” por ser un frío ordenador de crímenes, a Uribe se le conoce en Colombia como ‘el disociador’ político más incisivo. También es calculador y frío, para hacer valer sus ideas.
Otro detractor de la paz con las Farc es el presidente de Fedegán José Félix Lafaurie, aliado político de Uribe. Lafaurie se ha rasgado la vestidura desde que el gobierno inició los diálogos.
Ha pregonado a cuatro vientos que “Estamos negociando con unos criminales para poder llegar a retazos del Estado. Las democracias se fortalecen derrotando el crimen no negociando con él”. Revista Semana (2013).
Otro de los opositores al proceso de paz es el precandidato Francisco Santos, primo del Presidente. Asegura que Juan Manuel Santos está entregando el campo y la democracia.
Sin embargo, el Presidente Santos riposta a sus detractores y precisa que “Si llegamos a un acuerdo con las Farc, el pueblo tendrá la última palabra” y propone un referendo por la paz, para que los colombianos decidan lo que le conviene al país. Enseguida sus detractores saltaron y lo tildaron de politiquero y de querer aprovechar dicho escenario para catapultar su relección.
Pero, a pesar a la lentitud de las negociaciones en La Habana entre guerrilla y gobierno, y los dimes y diretes entre los detractores y el gobierno, mis consejeros periodísticos sostienen que todo se resolverá pronto, que hay buen ánimo entre las partes para acordar una paz con las Farc y al final el Presidente Santos logrará dicho anhelo.
Pero la paz con detractores como los tres personajes citados jamás se conseguirá, porque ellos lo que buscan es atizar el fuego para ganar adeptos. Hasta la próxima semana.