X

Después de los cien

La edad nos preocupa a la hora de recordar personas longevas y apreciadas. Foto: @La Tercera.

Desde que tenemos uso de razón iniciamos a contar los años, las escalas donde iniciamos varían, cuando niños quisiéramos que los años pasaran rápido solo para tener la dicha de cumplirlos y ostentamos con superioridad, en la mayoría de las veces, con  que  “soy mayor que tú”, “yo tengo seis y tú cinco” pensando que  al ser mayor ese año me confiere ser el líder, el que dice cómo se inicia el juego o quién juega. 

Luego, en la pubertad el crecer es una obsesión, quiero ser alto(a), quiero ser guapo(a), quiero ver crecer mis órganos o simplemente quiero cuidar mi físico ya que, en mi Facebook, Instagram y en la mayoría de mis redes sociales, mi imagen vale mucho.

Lee también: Entutelaron a magistrada porque no avanza demanda contra la gobernadora del Cesar

Inicia la juventud, aunque antes colocarse los años era normal para parecer mayor y poder trabajar o simplemente sacar la cédula para acelerar la madurez aparente,  coger la moto o el carro, ahora no es así, la nueva generación quiere crecer pero que los años pasen lentamente y no se les pasa por la cabeza “¿cuándo cumpliré 30, 40 o 50?”; solo quieren vivir el día a día y eso no está mal, eso hace parte de los afanes de una nueva generación.

La crítica generacional 

Mi intención no es criticar a las futuras generaciones porque cada una trae su afán y ese afán,  traducido en la visión que pueda tener cada individuo,  generará y producirá cambios cada día dependiendo de cómo vivimos ese  ambiente  generacional. 

No sé si quiera regresarme o adelantarme en el tiempo,  y yo, que ya soy un joven maduro por la edad,  no podría juzgar  a los jóvenes de la nueva generación, cuando como dije  atrás que no se les pasaba por la cabeza preguntarse ”¿cuándo cumpliré 30, 40 o 50?” . Tal vez a mí o a algunas personas de mi generación, tampoco se nos ha pasado por la cabeza preguntarnos “¿y cuándo cumpliré 50, 60, 70, 80?”, ¿será que nosotros también queremos vivir el día a día o, mejor, el año a año,  porque ese término día a día no cabe para nuestra generación?

Creo que aquí se parten en dos las generaciones, llega un momento en que no pensamos qué pasará después de cierta edad para no encasillarnos y nos rehusamos en no envejecer, nos molestamos cuando nos preguntan la edad, no es solo las mujeres, los hombres también nos hacemos los locos cuando nos hacen esa pregunta y contestamos con otra pregunta, ¿qué edad crees que tengo?, esperando a cambio una cortesía o un gesto de buena educación para que nos coloquen menos edad de la que tenemos y así elevar nuestro ego, respondiéndonos internamente, “caramba me ven más joven de lo que soy”.

Las edades de mi pueblo 

Sumando, restando mejor, puedo asegurar que, desde que tengo uso de razón, he sido muy observador de lo que me rodea y he tenido la facilidad de contemplar el paso del tiempo en personas cercanas, iniciando por mis hermanos, padres, abuelos, bisabuelos y en algún recuerdo de mi mente tatarabuelos, e incluso ver personas en mi región, más concretamente en mi pueblo Curumaní, en el centro del Cesar, la extensión de la vida más allá de los 100 años. Hago referencia a una generación eterna porque ahora entiendo que la vida eterna inicia después de los cien, ya que esta cantidad de años hace parte de la eternidad no solo de las personas que llegan a ella si no de las personas que convivimos y hacemos parte de esa bendita longevidad.

Siempre que tengo la oportunidad pregunto a mi madre Nilda Inmaculada Camacho de Arce, cosa que hacía antes con mi interlocutora de cabecera Beatriz Guerra Martínez, mi abuela materna, por personajes de mi pueblo y me sorprende cuando me dicen que hoy cumplió la tía Buena Feste 120, hoy cumplió Crisilda 104, hoy cumplió Cristo 106, hoy cumplió Beatriz 103, hoy cumplió más de cien tal persona y la verdad sigo sin preguntarme antes de escribir estas letras, cuando yo cumpla 100 qué; hasta ahora me está iniciando esa curiosidad al saber que mi madre ya está en los 90.

Con el permiso de los familiares a los que nombraré con mucho respeto quiero quedarme con estas personas a las cuales conocí y conozco porque tal vez en otra ocasión tendré la oportunidad de consultar sobre otras personas de mi región que hayan pasado de los cien y que quisiera tener el honor de conocerlas y saber de su historia de vida. Entonces haré la segunda parte de “Después de los 100”.

No dejes de leer: Churo Díaz entrega detalles del lanzamiento de ‘El Fuete’ en Valledupar: reunirá a sus exacordeoneros

No quiero hacer biografías, solo hacer una aproximación y contar lo que conocí de cada uno de ellos, después probablemente me llegará más información, que ampliaré con detalle.

Buenaventura Aguilar: Le decíamos la Buena Feste, tal vez la mujer más longeva que hemos tenido en esta región (¡murió en el año 1986 a los 121 años!). Le decíamos  así  porque su esposo era apellido Fester, una mujer, campesina, respetable con muchas historias que contar y que solo en mi niñez alcancé a rasguñarle algo de sus múltiples vivencias las cuales plasmé en un libro (Crónica del monte de las mujeres).

De ella podría resaltar su imponencia, a los niños nos daba de primera vista algo de temor, pero una vez la tratábamos como se dice coloquialmente en la región, descubríamos su bondad, su magia y don que la hacía  merecedora a su nombre, Buenaventura o la Buena Feste.

Crisilda Niebles de Panesso: La Niña Crisi, así le decía mi abuela y la gente que la conoce, doña Crisi, a sus 104 años los cuales cumplió este 6 de  mayo , su lucidez es admirable, su inteligencia y forma de expresarse fortalecida por los aportes de su esposo el gran Vespasiano Panesso, que han forjado una generación alegre, trabajadora e inteligente, embajadora de nuestro pueblo en Europa y otros países del mundo como también forjadoras del único gobernador que ha parido  nuestra región del centro del cesar y como honor nuestro municipio de Curumaní, y no les cuento más para dejar pendiente en otra parte. 

Cristo Escobar: Dicen que los hombres no llegamos tan lejos que dejamos a nuestras mujeres viudas y que la longevidad está dada a las mujeres por ser dadoras de la vida y hasta cierta parte existen razones para creerlo, pero Cristo se les coló y este hombre nutrido de experiencias con una gran sabiduría mezclada con el temple del campesino pero con la ternura del abuelo ideal, vivió hasta los 108 años, hay tantas historias maravillosas para contar de Don Cristo que  están guardadas por sus hijos, nietos y amigos que algún día tendré la dicha de seguir contándoles cuando Dios me dé la dicha y sus familiares me concedan el placer de seguir escuchándolo y contar con el permiso de sacarlas a la luz pública.

Beatriz Guerra Martínez: A los 103 años, punteando los 104, nos dejó un 17 de enero de 2014, la mujer que por mucho tiempo tuvo la dicha de recibir entre sus brazos a más de 5.000 niños por su arte de ser ‘partera’, arte o profesión innata que aprendió por cuestiones de la vida. Dicen que el arte llega y se perfecciona cuando te gusta,  porque te nutre mágicamente cuando te apasiona lo que haces y cuando tienes la oportunidad de plasmar con cualquier cosa lo que sientes, es una forma de expresión o un don que Dios te da para mostrarle al mundo las maravillas que él mismo pone en nuestras manos, a ella le dio el don de ser portadora de vida y aun se escuchan relatos de personas que dicen, a mí me recibió nada más y nada menos que Beatriz Guerra”, los que se van lejos cuando llegan al pueblo preguntan aún por ella y visitan su tumba donde se encuentran sus restos, ¿será que aún existe esa conexión, será que aún sienten o recuerdan los primeros brazos que tocaron su cuerpo?, algo pasa y toca decirlo, aunque sea en otra ocasión . 

La verdad es que estas historias se nutren del vaivén del tiempo, de la palabra de los testimonios, de los relatos que la complicidad entre los personajes, su relator, sus familiares, sus  amigos y de todos, sólo sé que la pasión por seguir conociendo o descubriendo me tiene despierto y enamorado de su gente y de mi región.

Por: Ángel Antonio Arce Camacho.

Categories: Especial
Periodista: