ESTA ESQUINA
Por: Hernán Araujo Ariza
Tengo que admitir que no gané con ninguno de mis escogidos en las urnas el pasado domingo. Bueno, solo gané con uno; el Parlamento Andino, porque voté en blanco. Y aunque fuimos mayoría, parece ser que nos quieren embolatar el diminuto triunfo, argumentando -los ilegítimos ganadores- que en esa corporación, el voto en blanco mayoritario no obliga a repetir elecciones.
Pero eso nunca ha sido problema para mi, pues ya lo había dicho en columna anterior, nunca he ganado con ninguno de mis votos anteriores, desde que estoy votando. Por eso, uno más o uno menos me da lo mismo; sobre todo porque me queda la satisfacción de haberlos escogido a todos por convicción, propuestas o ideales; nunca por imposición, familiaridad o simple amistad. Y puedo asegurar que mi amistad con algunos ha sido posterior a la decisión de apoyarlos con mi voto.
Ya pasado el debate electoral, como era de esperarse, tenemos más perdedores que ganadores. Y no lo digo por la calidad de los elegidos, sino simplemente porque de los veintinueve candidatos a Cámara solo cuatro fueron los escogidos. Dos que repiten y otros dos que llegan a intentarlo por primera vez.
Me llamó la atención el número de votos nulos contabilizados. Me resulta increíble que con esos votos se haya podido superar umbral y elegir una Cámara. Es que la sorprendente votación de Yensi (representante con más votos) solo supera la cantidad de votos nulos por ciento veintiuno; según el último boletín conocido de la Registraduría. Eso demuestra lo complicado que resultó votar, en los tarjetones del pasado domingo. En Senado (nacional) y Cámara (Cesar), los sufragios anulados fueron de similar orden; doce por ciento y catorce por ciento, respectivamente.
Pero bueno, ahí estamos ante un problema serio; pues no creo que la solución sea volver a usar las fotos en los tarjetones, o exigir el voto no preferente; como algunos han propuesto. Pero que hay que hacer algo, no puede haber duda.
Aunque la votación aumentó en números, el abstencionismo todavía sigue reinando. Esperemos que los que no votaron sean consecuentes y ni siquiera opinen de lo bueno o malo de los elegidos, pues ese derecho es exclusivo de quienes hicimos el ejercicio. Empezando por mi mamá.
Otra cosa que me llamó la atención fue encontrarme con dos consultas de partido para escoger candidatos presidenciales. Una con un tarjetón azul pastel y cinco fotos en blanco y negro; y otra en un verde llamativo, con tres fotos de mayor tamaño y a todo color. Son sutilezas que no creo que hayan pesado mucho al momento de escoger por cual votar, pero no deja de sorprenderme. También mesas donde se permitía votar por ambas.
De los votos que se llevaron los candidatos a Senado de otras regiones, mejor ni hablamos. Aunque conozco perfectamente de la circunscripción nacional, no creo justo que uno de los locales esté a escasos votos de elegirse, mientras que los foráneos capturaron más de setenta mil votantes en el Cesar. Parece ser que eso hace parte de nuestro ADN como cesarense.
Esperemos que ahora que están elegidos, nos cumplan haciendo bien la tarea, a ver si después de la tempestad -inherente a toda elección- viene la calma.
MI ÚLTIMA PALABRA: Preocupados deben estar los que se pusieron a recibirle plata, carros y demás; a candidatos de afuera. Se ponen a ofrecer un número de votos que solo cabía en sus cabezas y ninguno alcanzó a cumplir. Deben estar cabezones o haciendo las vueltas para cambiar el número del celular.
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