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Después de la inauguración

Por Jarol Ferreira Acosta

1.Todo inicio está cargado de expectativas por cumplir y tratándose de la inauguración de una muestra retrospectiva el existencialismo reclaman su espacio. Por un lado está la expectativa que  suscita el oficio al descubierto, cuando se trata de un artista de los que realmente se exponen al mostrar su trabajo, por otro lado el desanimo que ocurre luego de la frivolización por gran parte de los espectadores de una labor realizada con tesón durante  años.

2. Retrospectiva: té helado. Sala patrimonial y arte de vanguardia. Asistentes que saben y no saben. Compromiso social. Retrospectiva: mendigo pretencioso que se cuela a pedir jabón y termina pidiendo a uno de los asistentes que le haga una colecta entre los presentes. Dibujos, esculturas, pinturas; contraste de clases. Retrospectiva: euforia efímera. La espiritualidad y el esnobismo, abrazados, comentan los cuadros que nadie compra. Retrospectiva: torre de Babel. Retrospectiva: soledad colectiva y descalabro financiero. Arte y decoración. Obras que descuartizan  estéticas tradicionales. Arte de culto. Evento que congrega gente. Retrospectiva: lagartos y neófitos. Espejismo de un oasis. Retrospectiva: excitación visual. Colores neón y rojo escarlata. Grafito, carbón, madera y metal. Sensualidad, sexualidad, alucinaciones. Intelectualidad posando para distraer la carne. Paredes desnudas que se visten de colores ácidos.

3. La inauguración terminó ante el avance de la noche, y los invitados  se dirigieron automáticamente hacia sus residencias. Se convocaron, asistieron y se esfumaron, sin que las obras pudieran realmente llegar a conmoverlos. Posaron de espalda a las obras, frente a los flashes de sus cámaras, y comentaron con reserva el contenido de las pinturas. Al salir caminaron por los callejones desiertos del centro hasta llegar a los parqueaderos de sus carros o a tomar el taxi que los llevaría de vuelta a su confortable domesticidad, charlando sobre temas que nada tuvieron que ver con lo percibido recientemente en la galería. Se esparcieron en una diáspora social desde el centro hacia la periferia; lentamente avanzaron como hormiguitas entre la cuadricula histórica en peligro de extinción.

4. A medida que la inauguración de la retrospectiva fue desmembrándose por el paso del tiempo que se escurrió entre la noche, la desilusión por lo imposible y la tristeza por lo irrepetible dejó una herida silente en las almas del expositor y uno que otro de los asistentes, llenando sus mentes de melancolías antiguas y recientes.

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