Desde mediados del pasado mes de mayo, a la fecha, más de 12 mil viajeros han salido desde nuestro país hacia Rusia con motivo del Mundial de Fútbol, gente con edades entre 19 y 39 años, según cifras de Migración Colombia.
La mayoría de estos viajeros antes de llegar a los partidos de nuestra selección aprovechan las escalas en países como Estados Unidos, España, Alemania, Países Bajos e Italia para hacer turismo, donde ratifican el carisma y don de buena gente de los colombianos.
Se trata de una marea de connacionales que recorre el viejo continente, que hoy está teñida por un desprestigio internacional, unos malos chistes que trascendieron fronteras y nos tienen nuevamente en la mira mundial. Gracias a que se ha divulgado en las redes sociales y medios de comunicación, todos ya sabemos que un sujeto con la camiseta de la Selección Colombia aprovechó la barrera idiomática para hacer que dos mujeres japonesas se insultaran así mismas, y luego conocimos como un grupo de paisas violó la seguridad del estadio al ingresar licor en binoculares falsos.
Estos comportamientos causaron sentimientos encontrados, risas en algunos comentarios y repudio en otros, en la gran mayoría. Incluso, la Cancillería se pronunció vehementemente, advirtiendo a los connacionales que se encuentran en Rusia que deben respetar las normas del país que les abrió las puertas, que los personajes de los videos degradan a la mujer, insultan a otras culturas, nuestro idioma y a nuestro país.
“Los buenos somos más”, es la frase que ha salido a relucir, muy cierta, pero no podemos desconocer que sí hay un problema sistemático de falta de cultura ciudadana, de irrespeto a la institucionalidad y contravención a la ley. Pero qué se puede esperar si no hay pulcritud de quienes hacen las leyes ni de quienes se encargan de hacerlas cumplir; prueba de esta afirmación son los carteles de la corrupción: el de la Toga, de Pensiones, los Buldócer (congresistas) y hasta de los Pilos, por Dios, los jóvenes que se están formando en la academia haciendo fraude para recibir apoyo económico del Gobierno.
No nos desgastemos hoy en reprochar el comportamiento de dos o tres personas, trabajemos los temas de fondo en la formación de los ciudadanos desde los hogares, la academia, medios de comunicación y los diferentes estamentos del Estado.
Un interrogante que surge es ¿Hasta dónde puede llegar una persona solo por impresionar en las redes sociales? Las redes son una herramienta muy poderosa para construir sociedad, que también puede ser usada como arma letal, para derribar lo construido, oscurecer lo claro y envilecer lo santo.
Recordemos que en Valledupar tuvimos los populares videos de las chicas semidesnudas paseando en motos, del borracho bañándose en la fuente de La Novena, y una pareja ninfómana en el Balneario Hurtado. Por cuestiones de la madre naturaleza, la diferencia horaria obliga a la mayoría de colombianos amantes del fútbol a ver los partidos tomando chocolate y no cerveza; si no fuera así, muy seguramente aquí estarían muchos reforzando la mala imagen del país con sus videos en las redes.
En definitiva, muchas cosas no están bien en nuestro país y cada día hay más. Las autoridades investigan las amenazas que están circulando en Twitter contra Carlos Sánchez, volante central de nuestra selección, mensajes que insinúan repetir la historia de Andrés Escobar, asesinado 10 días después de haber hecho un autogol en el Mundial de Estados Unidos 1994.