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Deserción escolar y universitaria, un problema latente

El sistema educativo juega un papel muy importante en el desarrollo social y económico de un país. Además de brindar bienestar contribuye en la formación de mejores ciudadanos, capaces de construir una sociedad cimentada en valores humanos que a la vez influye en el cierre de brechas de equidad.

En los últimos años en distintas regiones del país se ha venido presentado deserción escolar y universitaria, evidenciando que las principales causas están relacionadas con la pobreza y la falta de recursos económicos de miles de familias para poder sostener el estudio de sus hijos. Desde el inicio de la pandemia generada por el covid-19, nuevos factores incidieron para que la brecha educativa en Colombia aumentara considerablemente, dejando un panorama desalentador para niños de grados escolares y jóvenes universitarios. Según los nuevos datos revelados por el Banco Mundial, al finalizar la vigencia 2020 la deserción escolar afectaría a más de 76.000 estudiantes de todo el país.

Debe continuar prevaleciendo la atención en la salud humana y el autocuidado, mientras se supera la calamidad pública para mitigar la propagación del virus; pero por otro lado, también es preocupante observar como se desmorona el proceso educativo, donde una cifra récord de estudiantes han abandonado las aulas por falta de recursos para continuar sus estudios. Además de no contar con suficientes elementos tecnológicos, la conectividad para acceder a la virtualidad es nula en sus hogares. Esta es una realidad que genera desigualdad en la población, principalmente en el sector rural del departamento del Cesar, siendo las zonas más afectadas por la deserción desde el inicio de la pandemia.

La masiva disminución de ingresos familiares en los municipios del Cesar viene impactando a miles de trabajadores. Así mismo, se agotan los ahorros quedando un remanente en los hogares –en el mejor caso- para comprar alimentos y pagar servicios públicos. La escasez de oportunidades ha restringido el acceso a la educación escolar y universitaria, quedando el retorno al proceso formativo en un plano inalcanzable.

En reiteradas ocasiones el Gobierno ha informado sobre los millonarios recursos aportados para educación, inversiones que nunca vemos; pero lo más infame es que la infraestructura educativa de las instituciones sigue deteriorándose, irradiando mala calidad en la educación de niños y jóvenes de diferentes regiones.

Si el Estado no ha actúa de manera eficiente para reactivar la economía, asumirá el riesgo de que la deserción escolar siga aumentando; de igual forma es posible que esta situación sea un detonante para que algunos jóvenes en estado de ocio se incorporen a la delincuencia.

La falta de conectividad podría ser la principal causa de deserción escolar en esta vigencia. ¿Se imaginan un proyecto donde los secretarios de educación de todos los municipios del departamento del Cesar lograran gestionar la implementación de internet satelital en zonas de difícil acceso para mejorar la cobertura, y a su vez impulsar el uso de energía solar para contener parte de la problemática?, pero ¡no!; esta propuesta y la gratuidad en la educación superior seguirán siendo un sofisma.

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Carlos Andres Cotes Maya: