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Desempleo e Informalidad laboral. ¿Qué dicen los candidatos?

Por: Imelda Daza Cotes

La nueva realidad del mercado laboral y del trabajo asalariado, muestran la imposibilidad del sistema económico de generar el número de puestos de trabajo suficientes para emplear la mano de obra actual y futura.
Según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, la situación laboral en el planeta es estremecedora. De los 3.000 millones de trabajadores del mundo hay 1.800 millones que carecen de contrato laboral y de protección social y de éstos, 700 millones ganan menos de 1,25 dólares diarios. En Latinoamérica, la proporción de los desamparados (sin contrato y sin protección) es del 50%, sin incluir a los trabajadores de la agricultura. Esta informalidad laboral en lugar de disminuir tiende a crecer por causa de la crisis y está dando lugar a nuevas formas de esclavitud: salarios ínfimos, jornadas extensas, carencia de prestaciones especiales, eliminación de seguros y temporalidad laboral. En esto consiste la llamada flexibilización del mercado laboral que los gobiernos promotores del modelo neoliberal han promovido.
Peor aún es la situación para los 212 millones de desempleados en el mundo. De éstos, 21,5 millones están en Latinoamérica y 2,8 en Colombia. Para muchos la existencia transcurre en la desesperanza total.
El desempleo no es una fatalidad natural ni obedece a designio divino, es una calamidad social muy humana, profundamente política y evitable, que se deriva de unas estructuras de poder y de riqueza para las cuales resulta favorable el colchón de seguridad que la desocupación laboral brinda. Es resultado de lo que se hizo y/o de lo que se dejó de hacer en el terreno de las políticas económicas y sociales. Es consecuencia previsible y prevista de las políticas que decide y aplica el establecimiento. No son el azar ni la casualidad los que desplazan la mano de obra. Conviene estar alerta y atender lo que digan a este respecto los candidatos presidenciales. El debate es complejo pero indispensable.
Dos temas merecen prioridad: la Paz y el Empleo. Sobre el primero no se les ha escuchado a los candidatos “punteros” ninguna opinión que permita esperar de ellos novedades en el campo del manejo y superación del conflicto que padece el país. Sobre el empleo y el desempleo se han dicho cosas, pero sorprende la frugalidad con que abordan el tema. Alguno dijo que continuará con la política del gobierno actual, es decir, esa que ha disparado el desempleo al 13%. Otra candidata lanzó al respecto un slogan vacío de TRABAJE, PRODUZCA Y PROGRESE,  como si el empleo fuera cuestión de voluntad y de decisión personal, de ganas de trabajar, por lo tanto sólo se requiere de una enérgica exhortación para estimular el empleo. Dicho así en modo imperativo suena estimulante, pero es falso. Parece que los candidatos no quieren ver  la realidad que es difícil y por eso comprometedora. No abordan el problema con la profundidad que merece o no tienen propuestas serias para debatir.
Con frecuencia, los gobernantes y los políticos auguran y prometen grandes inversiones nacionales y extranjeras como fórmula mágica para superar los índices de desempleo. Una respuesta normal o muy común al problema del desempleo es que se necesita más crecimiento económico. Esta recomendación no siempre es adecuada. Hay circunstancias que la hacen problemática porque no siempre una nueva inversión se traduce en más empleo. Estas medidas generan más empleo sólo cuando el volumen del crecimiento supera el crecimiento de la productividad del trabajo. Es eso lo que explica lo que ocurre actualmente con algunas economías severamente afectadas por la crisis,  que han empezado a crecer nuevamente sin que se recupere el empleo de manera significativa. La educación, la ciencia y la investigación son la única garantía de desarrollo armónico y sostenible.
En Colombia, el trabajo informal disfraza buena parte del desempleo real que es persistente y muy alto. La gente apela a su creatividad para generar un ingreso mínimo. El mototaxismo en Valledupar es un ejemplo de esto.

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