Con este escrito no quiero ejercer el papel de abogado de oficio de la administración que preside Luis Alberto Monsalvo. En primera instancia debo expresar la siguiente premisa: lo mejor del presente es el futuro.
Lo anterior para iniciar manifestando que el gobernador en su plan de desarrollo (Lo Hacemos mejor), para este periodo que corre en tiempo de pandemia, ha soñado una visión del Valledupar del futuro con respecto a la música vallenata y cumplir una misión que lo lleve a ejecutar una estrategia respecto a la mega obra que debe empezar a construirse a partir del próximo mes con una inversión de $138.817.000 con recursos de regalías, en un tiempo de 22 meses.
Apenas se comiencen a percibir los buenos resultados de la construcción de este Centro Cultural de la Música Vallenata, que ha tenido pros y contras, como es normal, se va a cumplir la expresión de la premisa planteada inicialmente, ya que potenciará el turismo de la región aunque algunos manifiesten que no es el mejor momento por aquello de la pandemia, pero en momentos difíciles también se suelen lograr excelentes resultados que pueden servir, como el mejorar el vallenato para muchos ingresos.
En este centro importante para la difusión de la música de acordeón se estará mejorando la calidad de vida de los intérpretes y compositores, contribuyendo en gran manera al reconocimiento de esta manifestación artística como expresión viva y auténtica del sentimiento de todo un pueblo que le canta a las costumbres, a la tierra y a la gente provinciana, que entre otras fue la que hizo grande la música del acordeón, cantando las alegrías y las penas cotidianas, cantándole a la mujer y al paisaje.
Cantando y cantando las pequeñas y grandes historias de la vida en la provincia fue como el folclor de acordeones llegó a las cimas del sentimiento y de la fuerza expresiva.
Hoy nuestro festival vallenato vive la peor crisis y por tal no llegan a esta ciudad los 150 o 200 mil visitantes pendientes de este magno evento; el festival está detenido por la situación difícil que estamos afrontando, pero aspiramos que esto pase para que este concurso vuelva a ser lo que era con gran afluencia turística pendiente del rico folclor vallenato, que, entre otras, se volvió una maquinaria comercial y un viejo y eficaz agente de relaciones públicas, catalogado como el escenario donde se daban las citas más importantes del país; qué mejor que tener aquí un centro donde se puedan realizar eventos trascendentales que apunten a beneficiar a un pueblo, su capacidad y su progreso, hasta el punto de convertirse en la fiesta popular.
Son muchos los argumentos que asisten a la construcción de esta obra que engalanará la museografía del Centro Cultural de la Música Vallenata y que potenciará el turismo durante los 365 días del año, donde el visitante tenga donde ir a escuchar nuestra música porque hasta ahora no hay dónde y los visitantes preguntan: ¿Dónde podemos escuchar música vallenata?
Entonces, dado que la brevedad de un artículo de prensa no permite abordar en detalles las precisiones que parecen ser menester, y como quiera que estemos hablando de folclor, para concluir este artículo me he permitido con mi primo Julio Cesar Daza componer las siguientes decimas que lo resumen todo:
Un gran centro cultural
Se proyecta construir
Donde se pueda exhibir
Nuestro folklore ancestral
Para el mundo ha sido grato
Atrae por ser innato
A nativos y turistas
En honor a sus artistas
El templo del vallenato
Reconocer al juglar
Su aporte y su maestría
Por brindarnos alegría
Con su bonito cantar
Mi ciudad Valledupar
A todos brinda en su honor
Al cantante y verseador
Cajero y guacharaquero
Un museo para el folclore