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Desde las diferencias, son lo mismo

Las palabras de grueso calibre que matizaron el enfrentamiento entre la concejala animalista Andrea Padilla y el presidente de Fedegan José Félix Lafaurie, a raíz del ‘Día sin carne’ en la capital del país, son clara muestra de que el combate en tiempos de extremismo ideológico, es igual al del bipartidismo tradicional de mediados del siglo pasado. Realmente no hay ideología diferenciadora.

En aquellos tiempos no era difícil encontrar conservadores de partido, con mentalidad más liberal que algunos activistas del trapo rojo y viceversa. El choque de hoy nos remonta a los tiempos de pájaros y chulavitas, donde cualquier asomo de pragmatismo es fusilado por una estúpida contradicción, la cual obedece más al interés de exterminio de los antagonistas, que a construir espacios de tolerancia y sano disenso, en un escenario estéril a efectivas políticas públicas de desarrollo económico general.

Lo grave es que hoy el odio impide que haya coherencia conceptual, las posiciones políticas se vuelven circunstanciales, todo depende del rédito político y del potencial daño que se le pueda hacer al contradictor. Solo para recrear mi reflexión, cito el ejemplo de los uribistas que restaron credibilidad a las Farc cuando se adjudicaron el crimen de Álvaro Gómez Hurtado, pero aplaudieron cuando la misma guerrilla dijo que había atentado contra Germán Vargas Lleras. En la primera confesión la amargura fue porque no podían acusar del crimen a algunos contradictores y en la segunda, felices porque se salvaba a su líder político de las especulaciones consideradas ciertas por el personaje lesionado.

Y si hablamos de la izquierda, más parecen una secta religiosa intentando permitir o prohibir lo que caprichosamente esté en su agenda, aún en contra de la solvencia cultural de las comunidades. No entiendo cómo defienden el uso recreativo de la marihuana, mientras obstinadamente desmotivan el consumo de carne. Hoy no son la antítesis política de las ideologías que enfrentan. La libertad, el derecho al trabajo y la sostenibilidad ambiental solo son vulnerados conceptos que utilizan para estructurar un pendenciero discurso, en el agresivo cobro de cuentas que los equipara con la derecha.

Ante esta dicotomía política necesitamos nuevos liderazgos, capaces de emanciparnos de los extremismos políticos en que nos quieren confinar, con el único fin de lograr dividendos electorales a bajo costo programático, porque votaríamos por miedo o rabia contra alguien y no seducidos por ideas renovadoras en beneficio de todos.

Por esto, en vez del visceral enfrentamiento que motivó esta nota, lo que necesitamos es un real defensor de los estilos de vida saludable, como programa de prevención de la salud y protección ambiental y no como desplante con el gremio ganadero del país, debido a la sindicación de paramilitarismo y expropiación de tierras de algunos de sus miembros. Necesitamos líderes que alcen la voz ante el Gobierno nacional, para que no se busque culpables de la crisis de nuestro sector productivo en funcionarios que nada tienen que ver con las políticas agropecuarias del Estado, sino que se impida la importación de productos con alto impacto en la producción nacional, como la papa y la leche, por ejemplo.

Entonces convenzámonos que nuestro futuro solo depende de ti y de mí, de nuestra decisión democrática de romper la devoción por personajes que poco o nada les interesa el bienestar de los que los llevan en los hombros y solo buscan calmar su sed de poder, pero que desde las diferencias son lo mismo. Un abrazo. –

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Antonio_Maria_Araujo: