Desde el momento en que el profesor Fabián Martínez, docente del área de educación física del colegio Gimnasio del Norte de Valledupar, vio saltar por primera vez a aquella estudiante de 10 años, supo que estaba ante un talento extraordinario.
Nunca lo dudó. Ese primer salto de Natalia Linares lo impresionó tanto que le pidió que volviera y saltara. “¡Nojoda, esto que es!”, dijo ante tanta emoción sin antes pedirle excusas a los demás niños por la expresión.
La hizo pasar como 6 o 7 veces sobre las colchonetas que improvisó para simular un foso de atletismo en el polideportivo del colegio… y cada vez lo hacía mejor. Tenía algo innato. Saltaba mucho más lejos que los compañeros y manejaba unos gestos técnicos que ni ella sabía que los tenía.
“Fue tanta la emoción de ver saltar así a Natalia, que me le acerqué y le dije: ‘veo en ti un diamante que tenemos que explotarlo inmediatamente’”, recuerda Martínez, considerado el descubridor de la nueva subcampeona mundial.
Esas palabras premonitorias de Martínez resuenan hoy, ocho años después, cuando Natalia Carolina Linares González, aquella estudiante de quinto de primaria, subió al podio del estadio Pascual Guerrero de Cali para recibir la histórica medalla de plata mundial.
Cuenta el cartagenero – aunque afirma que es vallenato de alma y corazón- que desde ese día se quedó con la ‘cosita’ en la mente y empezó a trabajar el salto con Natalia en todas las clases de educación física.
Las nuevas sesiones de entrenamiento no hicieron más que confirmar al profesor lo que había sentido en la primera clase. Estaba ante una campeona y ese talento “no se podía perder”, se dijo a sí mismo en aquel momento.
Decidió entonces hablar con Yanelis González, la abnegada madre de Natalia, quien en principio se sorprendió por las palabras del profesor, pero que nunca dudó en convertirse desde ese día en el sostén de su hija. “Acabo de ver en tu hija una Caterine Ibargüen en miniatura, si usted cree en mi palabra y a esa niña le damos el apoyo desde ahora, va a llegar lejos”, le aseguró el profesor que cuenta con 24 años de experiencia en el sector educativo.
Estaba tan seguro Martínez de su premonición que habló con el propietario de la institución educativa, Pedro Daza Mendoza, quien no dudó tampoco y le mandó a construir un foso de salto largo en el propio colegio para que siguiera desarrollando su talento.
PROFESOR FREDY GONZÁLEZ, EL ‘PULIDOR’
Confiando en las palabras del ‘profe’, Yanelis, progenitora de Natalia, se comprometió a llevar a la deportista a la sede de la Liga de Atletismo del Cesar, que en ese entonces entrenaba en el antiguo estadio Armando Maestre Pavajeau, sobre la llamada ‘trocha’ olímpica.
Allí se puso en manos del profesor Fredy González Montero, formador por más de 40 años del atletismo del departamento del Cesar, quien fue el encargado de ‘pulir’ ese diamante en bruto.
Día tras día, puntualmente a las 4 de la tarde, a Natalia la recogía su madre en la puerta del colegio para luego llevarla al escenario deportivo. Con disciplina y constancia mezclaba academia y deporte para ir detrás de su sueño.
Recuerda González que, al comienzo de su proceso, era complicado ya que el colegio Gimnasio del Norte se caracteriza por la exigencia al estudiante en materia académica.
Además, comenzó la construcción del Nuevo Armando Maestre que privó a la Liga de Atletismo del único escenario medio apto, en ese entonces, para la práctica de este deporte en la ciudad.
Sin embargo, una vez los entrenamientos pasaron al Parque La Vallenata, se construyó un foso de salto largo que sirvió para que la infante atleta se interesara aún más por esta modalidad.
“Ahí se perfiló para participar en un Festival Nacional que organiza la Liga de Santander todos los años, ahí ganó. Ese festival es el inicio de las participaciones de muchos niños que luego han sobresalido. Ahí la cosa fue más continua, fue avanzando, ya se sabía que iba al salto largo por la talla y la fuerza, en esta prueba hay que tener velocidad y buen despegue”, recuerda González.
NACE UNA ESTRELLA: TRIPLE CAMPEONA ESCOLAR SUDAMERICANA
Después de ganar en cuanto torneo local, regional y nacional participaba, a los 13 años le llegó la competencia de los Juegos Intercolegiados que la ponía en el plano internacional.
Tras su victoria en la fase nacional de las justas escolares, representó a Colombia, por primera vez, en el Sudamericano Escolar de Medellín y conquistó tres medallas de oro e impuso marca nacional.
Ese mismo año (2016) fue catalogada como la Mejor Atleta Sub-14 del país por la Federación Colombiana de Atletismo y proclamada Mejor Deportista Revelación del Cesar.
A la par de sus primeras cosechas doradas por diferentes escenarios de Colombia y Sudamérica, surgió una gran oportunidad de compartir experiencia con su ídolo, Caterine Ibargüen, durante un campo de entrenamiento en Puerto Rico al cual fue invitada por el propio entrenador de la campeona olímpica y mundial, Aldo Duany.
En San Juan (Puerto Rico), con solo 14 años, fue testigo privilegiado del entrenamiento de Ibargüen previo al Mundial de Atletismo en Londres de ese año. Fue un mes entrenando al lado de la figura del atletismo mundial y bajo las órdenes del gestor de Caterine.
ORO CON 16 AÑOS EN NACIONAL SUB-20
Con apenas 16 años, llegó el resultado que empezaría a poner a la familia del atletismo nacional a hablar de Natalia. En el Campeonato Nacional Sub-20 que se realizó en Cali, la deportista vallenata se colgó la dorada en una categoría muy superior a su edad.
En el estadio de atletismo Pedro Grajales de la capital del Valle, la precoz atleta realizó una marca de 5,20 metros en el salto largo para subirse al primer lugar del podio. Aunque podía participar en torneos sub-18, se impuso a atletas de mayor experiencia.
Antes de culminar sus estudios de bachillerato en el Gimnasio del Norte, Linares González se radicó en Santa Marta hasta donde se desplazó para trabajar con el entrenador nacional Martín Suárez.
Suárez terminó de pulir y potenció los talentos de la deportista de Valledupar hasta llevarla con éxito a dos mundiales sub-20 y unos juegos bolivarianos.
En diciembre de 2020, y tras un parón obligado por la pandemia de la COVID-19, la atleta vallenata alcanzó medallas de oro y plata en el Grand Prix de Atletismo que se disputó en Ecuador y se clasificó para el Mundial Sub-20 de Kenia.
En el país africano, el coronavirus le jugó una mala pasada y le impidió llegar en mejor forma a la cita orbital, no obstante, terminó 12 tras clasificar a la final.
El oro bolivariano y la plata mundial respondieron a aquella pregunta que, llena de emoción, lanzó el profesor Fabián Martínez aquella mañana de 2013: “¡Nojoda!, ¿esto que es?”. Esto es el nacimiento de la nueva estrella del atletismo colombiano.
POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN