La peor campaña del Valledupar Fútbol Club en sus 14 años de historia acaba de finalizar. El domingo anterior en el Centenario de Armenia, el equipo de Wilberto Pana fue goleado 6-1, resultado que fue el reflejo de la pobre campaña del 2017.
Fue ‘la cereza que le faltaba al pastel’ en un equipo enlodado, en lo deportivo, por conflictos internos, deficiente en su juego colectivo y por el pobre nivel de algunos jugadores. Lo anterior generado por las inconsistencias de un cuerpo técnico que le quedó grande la responsabilidad en el manejo del equipo. Le quedó grande manejar al grupo.
“Esos manes se van a venir dando puños”, reveló un jugador del equipo, testigo de las supuestas diferencias que existieron entre Martín Arzuaga y el entrenador Wilberto Pana. Eso para citar un ejemplo sobre las dificultades que hubo al interior del grupo.
¿En quién recae la culpa de la desastrosa campaña del equipo? En el técnico. Los resultados quitan y ponen entrenadores y el señor Pana hizo 14 puntos de 48 posibles. Valledupar Fútbol Club tuvo la mejor nómina de su historia con jugadores como Javier Araújo, Armando Carrillo y Martín Arzuaga que literalmente les costó aportarle al equipo. Y ahí están los resultados. De los tres, ‘El Toro’ de Becerril ganó el año. Fue el hombre que marcó 11 goles, luchó y mostró liderazgo, pero no le alcanzó para sacar los resultados.
Al equipo le costó generar fútbol desde atrás. Liviano en la zona de recuperación. En el balompié moderno los volantes de primera línea deben tener vocación ofensiva y eso no lo tuvo el Valledupar. Por ahí Luis Londoño es el que más se atreve, pero fue inconstante en la titular por culpa de las lesiones o algunas veces “por disposición técnica”.
No hubo un número 10 definido que ‘alimentara’ a los atacantes. Ricardo Delgado fue castigado por el técnico porque supuestamente “no se amolda a lo que queremos y no juega para el equipo”, eso dijo Wilberto Pana en una oportunidad. Pero más allá de los resultados, hubo otras situaciones en el interior del equipo que reflejaron el maltrato del técnico hacia algunos jugadores. “Al jugador no se le ultraja”, dijo Martín Arzuaga.
Es hora de hacer una reingeniería en el equipo, incluyendo al cuerpo directivo. Es hora de pensar en la primera división y no en brotes de inconformismo que llenan el bolsillo de dos o tres. Es hora de respetar a la afición que en las buenas y en las malas fue al estadio. “Aquí no hay deseos de ascender, la B es un negocio para algunos directivos y mientras eso ocurra nunca iremos a la primera división”, aseguró Manuel Daza Martínez, un hincha que nunca falta en las gradas del ‘Armando Maestre Pavajeau’.
El fútbol no se dirige con prepotencia. El fútbol es un espectáculo sin misterios, en el que todos ganan cuando hay resultados. Valledupar Fútbol Club tiene cuatro años que no sabe qué es una clasificación y eso es delicado en una ciudad que está estrenando estadio, aunque esté construido a medias.
En lo futbolístico, muchos jugadores no estuvieron a la altura de las exigencias: llegaron y no cumplieron. ¿Por qué se desecharon a jugadores como Luis Iriarte y Deiner Cetré? Elementos como Óscar Santos y Luis De la Hoz fueron un ‘gol’ que le metieron al elenco verdiblanco porque nunca tuvieron continuidad por sus reiteradas lesiones.
Para el periodista José Martínez, del diario Aja y Qué, “para entender la paupérrima y penosa campaña de Valledupar Fútbol Club en 2017, hay que irse necesariamente a los años anteriores, ya que, al menos en los últimos cinco años, la constante en la directiva ha sido la misma: improvisación. Al improvisar escogiendo técnicos sin experiencia en ascender equipos de la B (que debe ser el objetivo de Valledupar FC), esto desencadena en error al armar la plantilla, en manejar el grupo, y termina, como un efecto dominó, en un desastre a nivel de resultados, como sucedió este año en el equipo ‘verdiblanco’. ¿Qué debe hacer la directiva? empezar por escoger un técnico de recorrido en la B, que haya ascendido al menos un equipo, que conozca la región y dejar de convertir a Valledupar Fútbol Club en un laboratorio de técnicos”.
Los vallenatos terminaron en la antepenúltima casilla con 14 puntos. Al final quedaron a nueve puntos del octavo lugar y a dos de la última casilla. Tiempo para reflexionar y sacar conclusiones objetivas y acertadas.
Deportes Quindío goleó 6-1 al Valledupar Fútbol Club en la última jornada del todos contra todos de la Primera B. En marzo de 2013, Junior también le encajó seis goles al equipo verdiblanco.
Nibaldo Bustamante/EL PILÓN