X

En video desastre ecológico en el Parque Regional Los Besotes

El daño ambiental en el Parque Regional Los Besotes es incalculable en cantidad, a simple vista se observa el desastre natural que originó el incendio provocado por manos humanas en la parte alta del cerro. EL PILÓN / Joaquín Ramírez.

Las cenizas bordeaban el camino, mientras las llamas consumían la parte baja del Parque Regional Los Besotes. El olor era más agudo que la penumbra envuelta en un misterio natural; las llamas devastaron sin compasión alguna, sin preguntar cuántos años de trabajo y la cantidad de especies que morirían al no poder escapar. No hubo tregua a las pocas bondades del entorno mágico, la candela fue más fuerte que el propio destino natural porque no hubo tiempo de reaccionar ante un atentado provocado por la mano del hombre.

La expedición emprendida por el equipo periodístico del Diario EL PILÓN fue encabeza por el ambientalista Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, quien fácilmente acoge el seudónimo de ‘El guardián de Los Besotes’, la reserva natural donde las llamas consumieron el 70 % de su rica flora y fauna.

Nos movimos entre 200 y 680 metros de altura sobre el nivel del mar. Entre paso y paso el aire se hizo más escaso, quizás era lo último en que se pensaba, al cabalgar la zona se encontraron árboles de 25 metros de altura en el suelo que botaban humo por sus raíces y enormes ceibas, caracolís, guacamayos y toda la gama del bosque seco tropical que simplemente había quedado en cenizas.

Entonces aparecía la inconformidad de Gutiérrez por no haber contraatacado las llamas con su parte espiritual, teniendo en cuenta que los organismos de socorro no lograron controlarlas ni por tierra, ni por aire.

En medio del sendero empedrado había que saltar los obstáculos que quedaron, ramas de tres o cuatro metros de diámetro fueron cortadas por Tomás Darío, quien con su machete abría paso para que animales y visitantes retornen al sitio de 4.316 hectáreas.

Muchas riquezas de la naturaleza que no se conocen en el mundo, se ubican en Los Besotes, reserva creada hace unos 25 años para salvaguardar las especies consideradas en vía de extinción como son el venado, el armadillo, el mico maicero, la danta y los monos aulladores, entre otros animales, además de las 285 especies de aves como cóndores y guacamayas verdes, o las 44 de mamíferos.

La historia reciente dice que este ha sido el verano más extenso de Colombia, son tres años conviviendo con el fenómeno de El Niño, dejando ríos secos por completo y bosques desolados, animales muertos y millones de hectáreas de cobertura vegetal pulverizada por causa de los incendios.

Según el abogado Tomás Darío Gutiérrez, las personas tienen como técnica para laboreo de la tierra lo que tradicionalmente se denomina como socola, que es quemar el bosque y talar los árboles, para luego tener un campo abonado con cenizas y conseguir una germinación fuera de malezas; eso ocasionó que un campesino quisiera erradicar cuatro o cinco hectáreas de bosque y terminara haciendo una catástrofe en el Ecoparque Los Besotes, así como en toda la zona localizada en jurisdicción de los corregimientos de Los Corazones y Río Seco.

Es tan grande su importancia, que el Ecoparque fue designado como la Primera Área Importante para la Conservación de las Aves (Aica) de Colombia, por esa razón la tristeza de Gutiérrez al referirse al incendio que tardó más de 15 días y que nunca pudo ser controlado ni por el Cuerpo de Bomberos, ni la Oficina de Gestión del Riesgo Departamental, la Alcaldía de Valledupar, la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar) y la Secretaría de Ambiente del Cesar.
“Si soy sincero, quedo afectado profundamente y no sé si incurablemente, he recibido un daño espiritual tremendo, de pronto no me entiendan, pero lo que se perdió en Los Besotes en cuanto a cobertura vegetal es irreparable; un árbol de guáimaro que tiene muchos siglos y que se quemó, verlo igual, eso no es por ahora”, declaró Gutiérrez.

Y no solamente fue cobertura vegetal y animal, algunos de los observatorios establecidos a lo largo de Los Besotes se quemaron, las mangueras que llevaban el agua desde los manantiales corrieron la misma suerte y la mayoría de especies huyeron a otros lugares buscando refugio.

Dura realidad
El de Los Besotes fue uno de los más de 1.500 incendios forestales que se han presentado en el país en lo que va del año. Por esa razón, la Unidad de Gestión de Riesgos y Desastres llevó a cabo un trabajo enfocado en los departamentos de Antioquia, Arauca, Boyacá, Cesar, Chocó, Cundinamarca y Norte de Santander.

“Entre el primero de enero hasta la fecha se han presentado 1.558 eventos en 346 municipios, que han impactado páramos, montañas y cultivos”, manifestó Carlos Iván Márquez, director de la unidad.

“Para controlar las más de 65.000 hectáreas afectadas por los incendios, hemos hecho una inversión que supera los 11.000 millones de pesos, con una disponibilidad de 50.000 personas que han trabajado este año”, agregó el funcionario.

En los días de operación se han utilizado ocho aeronaves con sistema bamby bucket, que de manera continua han realizado 1.156 descargas con 473.477 galones de agua y líquidos retardantes, esto con el apoyo de helicópteros de Ejército, la Fuerza Aérea y el sector privado, equipos que también llegaron al Parque Regional Los Besotes con el fin de controlar las llamas.

Golpe duro: Corpocesar
El Parque Regional Los Besotes es el sitio ambiental más importante que tiene Valledupar y sus alrededores, a la fecha son incalculables las pérdidas en cuanto a biodiversidad de flora y fauna.
El director de Corpocesar, Kaleb Villalobos Brochel, indicó que está a la espera de que las llamas se apaguen en su totalidad para enviar una comisión de evaluación y así establecer los impactos ambientales ocasionados por el incendio, que es atribuido a manos humanas.

“Algo claro es que este incendio fue provocado por algunas personas que en la parte de arriba querían preparar tierra a través de la quema”, dijo el funcionario que asegura encontrarán lugares ecológicos no recuperables.

Villalobos Brochel argumenta que desde su llegada a la corporación en 2012, “nunca había visto un atentando tan fuerte a la biodiversidad del departamento a través de este incendio forestal sobre el Parque Los Besotes”.

Frente a inversiones en pro de recuperarlo manifestó que con la concesión Ruta del Sol están gestionando la compra de unos predios, vía compensación, para tener completa el área de reserva natural; mientras que Corpocesar termina diseños para convertir el lugar en albergue ecoturístico, que se conectaría con el proyecto Parque Río Guatapurí.

En la actualidad esta reserva natural sirve como hábitat para animales rehabilitados por Corpocesar, luego de ser recuperados allí son liberados tigrillos, iguanas, micos, entre otras especies.

Lo que dice la Secretaría de Ambiente
El secretario de Ambiente, Andrés Arturo Fernández, argumenta que la crisis ambiental en el departamento está asociada al fenómeno de El Niño, aunque rechazó el incendio que originó el desastre en Los Besotes.

“Esto viene muy ligado a las concesiones hídricas, los títulos mineros que han sido otorgados por Corpocesar y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla). En un recorrido que hicimos sentamos nuestra posición frente a la Anla que está otorgando autorizaciones y no hace un seguimiento correspondiente”, destacó Fernández.

Advirtió que mientras la ciudadanía no tome conciencia, la Secretaría de Ambiente y las autoridades ambientales no darán resultados a corto plazo.

Guardián de Los Besotes
“En esa región todos los años durante el mes de marzo, que se hacía el concurso Nacional de Pesca, se mataban las mejores piezas como decían los concursantes; casi siempre la danta ganadora, el jaguar ganador, el venado ganador, se sacaba de Los Besotes”.

Tomás Darío Gutiérrez tiene más de 25 años de haber dejado una tradición que heredó de su familia, como era la de cazador. Fue considerado uno de los mejores tiradores en la región, por nativos e indígenas. Este hombre nació en Becerril (Cesar), y desde niño vivió en medio del bosque persiguiendo a los más grandes y peligrosos animales del ecosistema.

En una cacería cualquiera del año 1989, reflexionó y decidió no cazar más en su vida. En 1992 creó la Fundación Ecológica Los Besotes, que tenía como objetivo específico la creación del parque con el mismo nombre, con el fin de defender la biodiversidad y la restauración natural que hoy es nicho de aves y mamíferos, que incluyen una gama riquísima de especies vegetales, explica Gutiérrez.

Cuando fue concejal de Valledupar planteó el proyecto de acuerdo mediante el cual se obtendría el recurso para comprar los primeros predios, sin embargo no fue aprobado. En un segundo intento Guido Verdecia, compañero del Concejo, presentó la iniciativa y consiguieron 27 millones pesos, que sumado a un recurso propio permitió adquirir la primera finca, propiedad de Ángel Custodio Maestre Arias. Después gestionó otros recursos y a través de Corpocesar compraron 400 hectáreas más.

En síntesis, el Ecoparque Los Besotes hoy tiene mil hectáreas, pero entre ellas existen 400 hectáreas que son una reserva natural de la Sociedad Civil “Para ver la esperanza”, propiedad de la familia Mendoza Hinojosa, en cabeza del profesor César Mendoza Hinojosa.

“Se logró crear lo que hoy es Parque Regional, que había sido santuario declarado por Corpocesar y después del plan de manejo ambiental a través de Conservación Internacional, se creó la obligación de adquirir 3.000 hectáreas más, pero de esas no se ha adquirido ni una hectárea, es decir que la autoridad ambiental no ha aportado un solo peso para la implementación del plan de manejo hasta hoy, es posible que según las intenciones que le conozco al actual director ahora en su segundo periodo, comienza a implementarse el plan de manejo”, declaró Tomás Darío Gutiérrez.

El Ecoparque Los Besotes fue designado en 2012 como la Primera Área Importante para la Conservación de las Aves (Aica) de Colombia. Después del trágico incendio que devoró unas 700 hectáreas de este santuario, no queda más que empezar de nuevo y pedirle a la naturaleza que llueva, puesto que desde noviembre del año anterior no cae una gota de agua del cielo sobre el sitio.

“Por lo que queda yo seguiré luchando hasta cuando tenga vida, con la ayuda de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo, allí estaré. Es la forma de amarme y amar a mi familia, además de demostrarle a Dios que defiendo lo que hizo”, recalcó Tomás Darío Gutiérrez.

El Ecoparque Los Besotes en Valledupar fue designado en diciembre de 2002 como la Primera Área Importante para la Conservación de las Aves (Aica) de Colombia.

Allí habitan 285 especies de aves como cóndores y guacamayas verdes y 44 mamíferos.

En la zona baja del Parque Regional Los Besotes el Cuerpo de Bomberos de Valledupar trabajó apagando las llamas.

“La peor pesadilla que hubiese tenido en mi vida era esa, pero no la tuve. Fueron 25 años de sueños que terminó el incendio”: Tomás Darío Gutiérrez.

“Nunca había visto un atentando tan fuerte a la biodiversidad del departamento a través de este incendio forestal sobre el Parque Los Besotes”: Kaleb Villalobos.
Parque Regional Los Besotes

Área: 4.316 hectáreas, entre ellas se ubica el Ecoparque Los Besotes (1.000 Ha) – Sociedad Civil (400 Ha).
Ecoparque Los Besotes: Tiene nueve cabañas de observación: Tigre, Casa Amarilla, Rafa, Mamo Beto, Yepez, Zainos, Pajuiles, Zudunga, Mango, Cóndor, Aguacate, Mango, Las Pavas, Casa Amarilla.
Daños: Aproximadamente 700 hectáreas de bosque quemadas.
Ubicación: A 10 kilómetros de Valledupar, en jurisdicción de los corregimientos de Los Corazones y Río Seco.
A cargo de: Fundación Ecológica Los Besotes-Fundebes, el Municipio de Valledupar y la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar).
Especies: Cóndor de los Andes (Vultur gryphus), el paujíl pico azul (Crax alberti), la guacamaya verde (Ara militaris) y el arañero embridado (Basileuterus conspicillatus); buteo nitidus, cianocorax, ortalis, leptotila, arremon schlegeli, micrastur, piranga, icterus, psarocolius, momotus, nyctibius, chiroxiphia, ara, brotogeris, pionus, entre otros. Son en total 285 especies de aves y 44 de mamíferos.

Por Carlos Mario Jiménez
carlos.jimenez@elpilon.com.co

 

Periodista: