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Desarmar los espíritus

Comienza el mes de diciembre, las casas se engalanan con sus luces navideñas, el infaltable arbolito y en muchos hogares el pesebre, costumbre que se inicia con San Francisco de Asís. Se nota en el ambiente que es el tiempo de Adviento y que debemos estar preparados para recibir al Rey de Reyes. Es el momento preciso para la meditación, y qué mejor manera de hacerlo que reflexionando sobre las enseñanzas que podemos extractar de la cuarta Encíclica del Papa Francisco, titulada “Nos amó” (Dilexit Nos.), y que nos ayuda a comprender el misterio del corazón sangrante de Jesús, su amor infinito e incondicional hacia todos nosotros, y el sentido de la reparación que su magnánimo corazón nos ofrece a través de su gracia.


Reparar las heridas acumuladas por el odio y la violencia implica que seamos capaces de “unir el amor filial hacia Dios con el amor al prójimo”. Caminando con Cristo seremos capaces de dejar atrás las ruinas producto de nuestros pecados y empezar a construir una nueva civilización, la civilización del amor.
Reconocernos como pecadores ante los demás no debe pensarse como algo degradante o dañino para nuestra dignidad humana. Al contrario, es dejar de mentirse a sí mismo. “Acusarse así mismo es parte de la sabiduría cristiana. Esto le gusta al Señor, porque el Señor recibe el corazón contrito”. (Salmo 51-19: “Un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias”.


Al arrepentido tenemos que acogerlo, en lugar de enfadarnos o escandalizarnos con sus faltas, en el entendido que, así como somos flexibles con nuestros propios errores, así mismo debemos serlo con los ajenos. Pero para ello es necesario desarmar los espíritus, para procurarnos una auténtica conversión del corazón.


Ahora bien, nuestra relación con Cristo ciertamente es personal pero nuestra fe debe irradiarse a nuestros hermanos, pues “¿acaso podrá agradar al corazón que tanto nos amó que nos quedemos en una experiencia religiosa íntima sin consecuencias fraternas y sociales?”. Con estas reflexiones cierro por este año, no sin antes desearle a mis lectores y lectoras, unas Felices Fiestas. Nos vemos el año entrante, si Papa Dios así lo quiere.


Cita de cierre: “Y el que llora y sufre las penas que se olvide del Año Viejo, si tiene un corazón sincero, verá en el firmamento las estrellas”. Tema: Mensaje de navidad. Autor: Rosendo Romero Ospino.

Por: Darío Arregocés Baute. / darioarregoces2308@hotmail.com

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